Interés General

Con un futuro bien iluminado…

por Claudio Valerio

¿Ya te has visto delante de situaciones que parecen hacer tu vida caer? ¿Ya te enfrentaste con batallas que parecen perdidas?  ¿Ya te sentiste desamparado y sólo cual si nadie estuviese si importando con lo que estás pasando?… Yo ya enfrenté una situación tremendamente difícil.  Después pude sentirme un gran vencedor por tener el corazón regocijante de alegría dadas las incontables alegrías y bendiciones que hoy me proporcionan el cada día, como ser viajar por el mundo y ser reconocido por el buen trabajo que ejecuto en mi área profesional, como también en lo personal; por poder conquistar mis sueños.

¡Pero no era verdad! Yo jamás estuve solo, jamás me quedé desamparado, pues, mi familia se mantuvo siempre a mi lado y tanto su cariño como su fuerza, fueron una pieza clave para que yo continuase. Así, aún mismo después de alguna deficiencia, ¡siendo un vencedor!

El consejo y apoyo oportuno me dio nuevo material, nuevas piedras y ladrillos y se me mostró  como recomenzar una nueva construcción; me dio una  computadora que se volvió mi escritorio y una gran multitud de clientes en la net que pasó a ser la nueva actividad… Gracias a mi familia por el buen consejo, y a Dios que iluminó y  continúa  iluminando mis días, mi antigua oscuridad se volvió más radiante que el sol del mediodía. Así, en  todas las jornadas, he conseguido hacer amigos y  compañero de vida.

Cada persona tendrá su experiencia y,  de seguro, sea diferente, pero sí que esté  enfrentando las mismas luchas y las mismas dificultades. Sea cual sea la situación, para cada uno su familia siempre  está de su  lado, apoyándolo y, con certeza, ¡presta a extender la mano en el momento que se la llame!

¡Nuestra familia es maravillosa! Porque su bondad  y misericordia que no pueden ser calculadas, salvo en los momentos de crisis.

La familia nos ama de tal manera que,  mismo cuando andamos por caminos que no son de su agrado,  nos anima y persuade a dejarlos; siempre ofrece  una  oportunidad, una circunstancia donde podemos tener los ojos abiertos para contemplar sus manos extendidas y su invitación:  «Ven… ¡Te amamos!»

 

Desde la ciudad de Campana (Buenos Aires), recibe un Abrazo, y mi deseo que la vida te sonría y te permita  prosperar en todo, y derrame sobre ti Salud,  Paz, Amor, y mucha Prosperidad.

 

 

Columnista, escritor, historiador e investigador.

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