Efemérides

A 30 años del atentado a la embajada de Israel

Sin detenidos, tres prófugos, uno de ellos muerto, sin saber quien dejó la camioneta en el estacionamiento, ni quien proveyó los explosivos, sin saber quien retiró la camioneta F100 y provocó la explosión frente a la embajada… a 30 años del espantodo atentado a la sede de la embajada de israel nada se sabe o nada quiso saberse.

La única certeza es el número de muertos.

A las 14,50 de hoy jueves 17 de marzo se honrará la memoria de las 22 victimas y se seguirá pidiendo Justicia. Los oradores de fondo serán el viceprimer ministro de Israel, Gideon Sa’ar, y el ministro de Justicia, Martín Soria. El presidente de los argentinos, Alberto Fernández no está allí.

Vale aclarar que oportunamente la Corte Suprema quedó a cargo de la causa judicial porque las embajadas son territorio extranjero y por lo tanto la competencia le corresponde al máximo tribunal. 7 años después del atentado un fallo de ese tribunal sostuvo: “el ataque fue organizado y llevado a cabo por el grupo terrorista denominado Jihad Islámica, brazo armado de la organización pro-iraní Hezbollah”. Pero la acusación no tenía pruebas concretas.

30 años después del atentado ocurrido durante el gobierno de Carlos Saul Menem, los culpables siguen en las sombras. Los ideólogos, los ejecutores, los colaboradores internos en territorio argentino,  nunca aparecieron. Quizá nunca fueron buscados.

En su resumen de 1999, la Corte dio por probada la mecánica del atentado, aunque sin evidencias sobre los autores:

*Se utilizó una camioneta Ford F-100 comprada en una agencia de autos usados, en la avenida Juan B. Justo. Entre los escombros aparecieron 141 partes que luego fueron certificadas por Ford como partes del vehículo fabricado por la empresa.

*La camioneta fue comprada con un documento brasileño a nombre Elias Gribeiro da Luz. El vendedor afirma que el sujeto tenía tonada brasileña y pagó 20.500 dólares por un vehículo que en verdad valía 14.000.

*La F-100 fue estacionada el mismo día del atentado en el parking Dakota, en Juncal y Arenales, muy cerca de la embajada. El mecanismo fue idéntico al que se usó dos años después en el atentado contra la AMIA: se supone que una célula armó la camioneta con los explosivos, la dejó en Dakota, le pasó el ticket a otra célula o individuo, éste retiró la F-100 y la manejó hasta la delegación diplomática.

*Como en la AMIA, los dos policías de custodia no estaban en sus puestos.

*La camioneta estalló frente a la embajada a las 14.50. Dejó un cráter de 4.20 metros de largo, 2.80 de ancho y 1.50 de profundidad. Rompió los caños de agua y, según el fallo de la Corte Suprema, 45 testigos -entre ellos personal de Obras Sanitarias, policías y bomberos- dieron fé del enorme boquete que dejó la explosión. Hubo vacilaciones en la propia Corte que llegó a poner por escrito que la explosión se produjo dentro de la embajada, pero eso fue descartado en el fallo de 1999 sobre la base de pericias y testimonios.

*Nunca se pudo determinar si hubo un chofer suicida o no.

30 años después, los autores no sólo están impunes sino que se desconocen sus identidades porque nadie ha sabido o no ha querido investigar.

El problema de los errores es que suelen repetirse.

 

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