La pandemia iniciada en 2020 nos impuso cambios trascendentales en nuestras vidas.
Los más duros, difíciles e inquietantes fueron los asociados a la pérdida en sus distintas variantes:
- Física; de familiares, amigos y personas queridas.
- De salud (en algunos casos hubo secuelas importantes post covid).
- De parejas (separaciones, divorcios).
- De trabajo o cambios en sus condiciones
- De la vida social tal como la conocíamos
- De la escolarización en forma presencial
- De las actividades de esparcimiento y deportes
Los mencionados cambios implican el desafío de atravesar el Duelo, entendido como la reacción psicológica ante el dolor emocional por la pérdida de algo o alguien significativo para nuestras vidas. Es una limitación temporal en nuestro ser cuya evolución, habitualmente, progresa hacia la superación.
Cuando hablamos de Duelo, hablamos de dolor: los duelos duelen.
Es una crisis vital por excelencia. Habitualmente escuchamos sobre las etapas del mismo; las cuales cambian su nombre de acuerdo al autor que las investiga. Como referencia menciono una tipificación posible:
Negación: sensación de incredulidad, eventualmente hay emociones congeladas. Se minimiza la gravedad de la pérdida y/o hay dificultad para asumir lo irreversible.
Ira: Frustración e impotencia. Se responsabiliza a un tercero (Médicos, Dios u otros implicados en caso de accidente).
Negociación: Se inicia el contacto con la realidad de la pérdida y se activan aquellas cosas que podemos hacer.
Depresión: Es más adecuado llamarla pena o tristeza. Nostalgia, tendencia al aislamiento, pérdida de interés por lo cotidiano.
Aceptación: Estado de calma asociado a la comprensión racional y emocional de la muerte como parte del ciclo vital. Se reconoce lo inevitable aunque no nos agrade lo sucedido.
Es importante saber que el Duelo no es una patología en sí misma, sino un proceso normal para el que es imprescindible contar con una red de apoyo y acompañamiento.
Dicho esto, existen señales a las que prestar atención ya que pueden ser indicios de un duelo complicado:
- Cuadros depresivos intensos.
- Evitación de emociones mediante consumo de sustancias (alcohol o drogas)
- Volver a encontrarse con sentimientos de una pérdida pasada que fueron reactivados por la pérdida actual (duelos previos no resueltos)
- Fantasías de querer reunirse con el ser que perdimos, buscando ese encuentro activa o pasivamente.
El Duelo es un proceso que implica altas y bajas emocionales; como regla general se estima su duración en alrededor de un año para adultos y seis meses para niños. Se trata de un tiempo estimado que puede variar de acuerdo a cada persona y situación.
La forma en que logremos resolver el Duelo de hoy influirá en los próximos Duelos que tengamos que atravesar. Es por ello que ocuparse de niños y adolescentes en estas crisis es tan significativo, prestando atención a cualquier cambio de conducta ya que a veces pueden expresar sus emociones mediante irritabilidad o aislamiento. No necesariamente se debe esperar que en en estas etapas evolutivas sean la tristeza y el llanto la manifestación. Siempre es recomendable explicar la situación con palabras sencillas, adecuadas a la edad del niño sin generar fantasías de un posible regreso (se fue de viaje, etc).
Siempre estar atentos, buscar ayuda profesional cuando las señales de alarma se hagan presentes
Se considera que un duelo está resuelto cuando:
- Podemos recordar la pérdida sin tanto dolor.
- Hemos aprendido a vivir sin él o ella.
- Podemos generar nuevos proyectos, mirar al futuro, sin olvidar el pasado.
Esta realidad nos demanda día a día. En algunos casos tuvimos a la tecnología como una aliada importante para comunicarnos, hacer las compras, pagar impuestos, tomar clases, cursos, consultas médicas o psicológicas. Debimos darnos cuenta de que los roles pueden ser flotantes, aprendimos a compartir espacios físicos, cultivamos el ejercicio de la paciencia, aprendimos a cargar cada uno con su mate. Encontramos recursos internos y externos para adaptarnos a estos desafíos.
Ante lo irreversible también se pueden hallar recursos que nos fortalezcan: poder pedir ayuda es un recurso válido.
En definitiva, lo principal, en palabras de Carl Rogers, es tener “paciencia para confiar en el proceso.”
Counselor Gretel Islas.
Más información sobre el tema: www.dolus.com.ar