Interés General

Fortín Malvinas

Por VGM Enrique Oscar Aguilar

No hay mayor amor que el que da la vida por sus compatriotas y por su patria.

 Pedro Edgardo Giachino – Primer héroe caído en La Gesta de Malvinas

Pedro Edgardo Giachino nació el 28 de mayo de 1947 en la Provincia de Mendoza, donde realizó sus estudios primarios y secundarios. Ingresó a la Armada Argentina el 3 de febrero de 1964 como cadete del Curso Preparatorio de la Escuela Naval Militar.
En dicho Instituto se destacó por sus cualidades deportivas y su envidiable sentido del humor. Se inclinó por la Infantería de Marina, destacándose rápidamente por su elevado espíritu militar. Luego de finalizar el Viaje de Instrucción a bordo de la Fragata A.R.A. Libertad se recibió de Guardiamarina de Infantería de Marina el 30 de diciembre de 1967, integrando la Promoción 96 de cadetes navales.

En febrero de 1968 realizó un intensivo curso de Comandos para infantes de Marina en Tierra del Fuego. El entonces Guardiamarina Giachino ya se destacaba y se perfilaba como líder nato.
Su primer destino fue el Batallón de Infantería de Marina N° 5.
Recibió la instrucción básica de andinismo en la Escuela de Andinismo del Ejército Argentino en San Carlos de Bariloche. Luego fue trasladado al Batallón de Infantería de Marina N° 3 en la Ciudad de Ensenada.

Sus inclinaciones por el combate en circunstancias especiales, lo llevaron a realizar el curso de Reconocimiento Anfibio en el año 1970.
En 1971 aprobó el curso de Comandos para Personal Superior en la Escuela de del Ejército Argentino en el que sobresalió por sus condiciones profesionales.

Completó su formación como comando anfibio al calificarse como paracaidista militar en la Brigada de Infantería Aerotransportada del Ejército Argentino en la Provincia de Córdoba.
Ascendió a Teniente de Navío el 31 de diciembre de 1975, aprobando al año siguiente el curso de Capacitación para Oficiales de Infantería de Marina en la Escuela de Oficiales del la Armada en la Base Naval Puerto Belgrano donde evidenció su sólida formación profesional, así como su proverbial espíritu de compañerismo.
Luego, en el Batallón de Infantería de Marina N° 1 fue Jefe de una Compañía de Tiradores.

Posteriormente ocupó el cargo de Jefe de Operaciones de la Agrupación Comandos Anfibios y más tarde el de Ayudante del Jefe de Operaciones e Inteligencia de la Fuerza de Apoyo Anfibio. El 31 de diciembre de 1981, ya como Capitán de Corbeta, asume su último cargo: Segundo Comandante del Batallón de Infantería de Marina N° 1 en Baterías.
Para las operaciones de recuperación de nuestras Islas Malvinas en la Operación Rosario, Giachino fue Jefe de una patrulla de Comandos Anfibios y Buzos Tácticos que desembarcó el 2 de abril de 1982 durante la noche en una playa al Sur de Puerto Argentino. Su misión era lograr la rendición del Gobernador británico antes de que el grueso de las tropas argentinas irrumpiera en la localidad. Con ello Giachino debía evitar un sangriento e inútil combate en plena planta urbana.

La patrulla desembarcó desde el Destructor A.R.A. Santísima Trinidad logrando llegar a las playas en botes de goma, las fuerzas enemigas de la zona no advirtieron el desembarco nocturno de los hombres de Giachino.
A las seis de la mañana del 2 de abril de 1982, Giachino rodeó con sus hombres la casa del Gobernador británico donde se habían reagrupado los infantes ingleses y le intimó rendición a través del Teniente de Fragata García Quiroga que hablaba fluido ingles; los británicos, sorprendidos, abrieron luego sobre la patrulla. Tal como prescribían las órdenes recibidas, Giachino procedió sin provocar bajas ni daños al oponente; sin duda, estas órdenes son las más difíciles que pueda recibir un militar pero Giachino estuvo a la altura de las circunstancias.
Repite varias veces su intimación a través de su camarada; los británicos redoblaron sus disparos sin dar indicación de tregua alguna.
Treinta minutos después, la primera ola de asalto de la Fuerza de Desembarco Argentina toca tierra en las playas distantes unos siete kilómetros de donde Giachino estaba tratando de lograr la rendición del Gobernador. La recuperación de las Islas se estaba consumando. Pocos minutos después, los vehículos anfibios blindados de la Infantería de Marina Argentina rodaban hacia Puerto Argentino mientras naves de la Armada hacían ver sus siluetas cerca de la ciudad.

Si las tropas argentinas entraban a la localidad, se iniciaría el combate con los británicos en el mismo pueblo, circunstancia que debía evitarse a toda costa. Giachino supo que debía actuar para impedirlo, de acuerdo con sus órdenes. En su condición de Jefe, tornó la decisión más importante de su vida. En la evidencia de la inutilidad de lograr la rendición británica, avanzó solo hacia el interior de la casa del Gobernador, derribó una puerta. Una ametralladora enemiga le hizo fuego a quemarropa y resultó herido por un proyectil que le atravesó la arteria femoral. Gritó a sus hombres que se cubrieran.

Su segundo, Teniente de Fragata Diego García Quiroga quiso sacarlo de la línea de fuego, recibiendo a su vez una descarga que lo hirió gravemente. El cabo segundo Urbina, enfermero que intentó rescatar a sus dos jefes en medio de ráfagas de fuego enemigo y que aun exhibiendo claramente sus insignias de sanidad resulto herido; aun así, logró dar los primeros auxilios a los oficiales y a sí mismo. El combate prosiguió hasta las 9 de la mañana aproximadamente.
La presión de la situación general motivó al Gobernador británico Rex Hunt a ordenar la suspensión del fuego y pedir parlamento.

La misión del Capitán Giachino se había cumplido: el Gobernador se rindió antes de que las tropas argentinas hicieran su entrada a Puerto Argentino. Los ingleses preguntaban: ¿donde están el resto de las tropas? pensando que mínimo los atacaban 200 infantes cuando en realidad la patrulla de Giachino estaba compuesta por apenas 16 gloriosos infantes.
Apresuradamente a Giachino lo suben a un jeep que lo llevaría al hospital de Puerto Argentino. Su estado era sumamente grave, tenía dilatación pulmonar con indudables signos de hemorragia e inconsciente. Se le practico todo tipo de auxilio de reanimación en el vehículo y después en el hospital. Durante más de quince minutos se lucho pero las heridas y el tiempo que estuvo sin atención médica influyeron para que el desenlace fatal fuera inevitable. Luego atendieron teniente García Quiroga, a quien se le practico los primeros auxilios, y lo derivaron al un buque hospital con la ayuda de un helicóptero mientras venían otros médicos con los cuales se pudo operar al cabo Urbina que tenía una herida importante en el abdomen con las vísceras afuera y sangrando.
El precio a cambio de la Capitulación inglesa fue la vida de nuestro héroe. Sus últimas palabras fueron para su esposa Cristina y sus dos hijas Vanesa y Karina.

No existe registro de misión alguna en donde se exija que no se le produzca daño al enemigo, Giachino logro lo que antes no se pudo y que es casi imposible de lograrlo.
Ascendido Post Mortem al grado de Capitán de Fragata de Infantería de Marina, sus restos descansan en la ciudad de Mar del Plata donde reside su familia. Fue condecorado Post Mortem con la máxima distinción que otorga la Nación Argentina: «La Cruz al heroico valor en combate” según ley 22.607 (1982), ley 24.229 y sucesivos.
La Armada Argentina reconoce en el Capitán de Fragata Giachino al arquetipo del jefe, que lidera a sus hombres en combate asumiendo personalmente los riesgos mayores y que, ante órdenes recibidas, las ejecuta puntillosamente, aun a costa de su propia vida. No delegó en sus subordinados la tarea más peligrosa. La tomó para sí, lo que es privilegio de los grandes.

Fue sepultado con honores militares en el panteón de Puerto Belgrano, pero a mediados de los años ’80, por pedido expreso de su hija de 10 años al presidente Raúl Alfonsín, sus restos fueron trasladados al cementerio de la Loma, en Mar del Plata, ciudad de donde era oriunda su esposa y donde residía su familia. La Base Naval Mar del Plata fue también asiento de la Agrupación de Comandos Anfibios, a la cual condujo en combate al momento de su muerte.
En su honor se han elevado monumentos a lo largo de toda la república y renombrados cantautores folclóricos han escrito diversas canciones. Hasta el día de hoy la figura de Giachino es una de las más importantes influencias en la Armada Argentina, inspirando tanto a integrantes de la misma como así también a personas que anhelan incorporarse a la misma.

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