COLUMNA DE OPINION

Resplandece, porque tú eres luz

Por Claudio Valerio

“Su señor le dijo: Bien, buen siervo y fiel; sobre poco has sido fiel, sobre mucho te pondré; entra en el gozo de tu señor.” Mateo 25:23.

 

Un hombre viene para iluminar cuando posee algún talento o grandeza de sí mismo, y será en todos los momentos del transcurrir de su jornada; no lo hará a una hora especia, su brillo es permanente.

Podemos decir que, en nosotros, la existente presencia del Señor constituye una grandeza especial, por lo que es necesario que nuestra vida brille y no solo en horas especiales, como las reuniones de fines de semana en la iglesia; en todos los momentos, en todos los días, en todas situaciones y circunstancias.

Cuando el Señor entra en nuestros corazones, nos tornamos diferentes, agradables, amorosos, fieles, espirituales, se ven transformados nuestros pensamientos, palabras y actitudes. Dejamos para detrás la vieja naturaleza carnal, pecadora, malintencionadas a las cosas que son de Dios, y comenzamos a caminar en la presencia de nuestro Señor Jesús Cristo.

En nosotros, la grandeza de Jesús hace que nuestro rostro brille en casa, en la Universidad, en el trabajo, en el supermercado, en las reuniones charlas con amigos en la esquina. El hecho de que ahora tenemos a Dios habitando en nuestros corazones es lo que nos hace relumbrar y no es la ocasión del momento de la alegría… ¡El brillo no es nuestro, pero sí de Él! ¡La gloria no es nuestra, pero sí de Él! ¡El honor no es nuestro, pero sí de Él!

Muchas veces intentando mostrar que somos merecedores de congratulaciones y aplausos, nos esforzamos por «brillar» en ciertos lugares. Pero ese es un brillo falso, engañador, pasajero. Pero, en cambio, el brillo de Nuestro Señor es contagiosa, natural, transformador.

Que en nuestras vidas sea vista la gloria del Señor, dejemos que Su brillo ilumine los ambientes donde estamos y transitamos; seamos usados por el Señor cual grato instrumento de alabanza y, con ello, engrandecer Su nombre.

 

Desde la ciudad de Campana (Buenos Aires), recibe un Abrazo, y mi deseo que Dios te bendiga, te sonría y permita que prosperes en todo, y derrame sobre ti, Salud, Paz, Amor, y mucha Prosperidad.

Claudio Valerio

®. Valerius

Noticias relacionadas

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Close