COLUMNA DE OPINION

Fortín Malvinas

Por VGM Enrique Oscar AGUILAR

 

LA VOLADURA DEL PUENTE FITZ ROY EN MALVINAS

Última Parte

Las cargas y los detonadores son colocados por el personal de ingenieros del IM, luego se produce un intenso cañoneo naval contra las posiciones del destacamento, el jefe del destacamento teme que se esté produciendo un ataque del enemigo y ordena la voladura del puente, pero el sistema falla, rápidamente se alista un equipo de Ingenieros del Ejército que vuela hacia la zona del puente. Una vez en el puente se reconocen los explosivos y se descubre que los petardos de TNT datan de 1935 y que el cordón detonante había producido un corte en la cadena de fuego. Además, la mecha lenta estaba inservible, los ingenieros del EA atracan 40 kg. de explosivo en el estribo del puente y los asientos de roca donde descansaba éste. Se colocan un doble circuito pirotécnico y eléctrico. Además, se trampea las entradas con granadas de mano. El día 30 de mayo reciben noticias desde el Monte Kent había caído en manos de los británicos, las posiciones argentinas habían sido sobrepasadas por el enemigo. Finalmente, el 2 de junio se recibe la orden para destruir una parte del puente; en la explosión caen 15 metros del puente y la patrulla se retira a pie. La voladura de este puente provoco que el Batallón de Guardias Galeses a bordo del LSL “Sir Galahad” renunciara a desembarcar en Fitz Roy, optando por Bluff Cove, para ahorrarse la marcha de aproximación bordeando la ría de Fitz Roy. Dicha decisión fue fatal para los la “Guardia Galesa” que sería atrapados a bordo del buque cuando los cazabombarderos argentinos atacaron y destruyeron el barco, sufriendo muchas bajas y heridos, quedando prácticamente anulada su participación en el conflicto, posteriormente los ingenieros británicos reconstruirían ese tramo del puente.

Palabras del VGM Juan Carlos Peralta que perteneció a la compañía de Ingenieros 601

“Intentaron volar el Puente de Fitz Roy, pero les fallaron los elementos de detonación y entonces designaron al teniente Blanco y al cabo Martínez de nuestra compañía, para ejecutar la misión. Y allí fuimos nosotros, unos diez soldados. Efectuamos exitosamente la voladura aquel 2 de mayo y luego tuvimos que replegarnos marchando a pie, porque los helicópteros nacionales no podían venir a buscarnos, debido al incesante patrullaje de la aviación enemiga. Marchamos 30 km a través de campos minados. Dios nos ayudó a volver sanos y salvos.

Minado naval de las vías de acceso a Puerto Argentino

Luego de que un contingente de fuerzas argentinas desembarcara en las Malvinas el día 2 de abril de 1982, y reestableciera la soberanía argentina sobre las islas, se emitió la orden de operaciones 888/82″S» que determinaba el minado naval defensivo de las vías de acceso a la capital de las Islas Malvinas.

El plan de minado confeccionado por el mando naval argentino tenía el objetivo de evitar la aproximación de submarinos enemigos e impedir de esta manera el desembarco de buzos tácticos o comandos anfibios desde dichas unidades a Puerto Groussac y a las playas ubicadas al sur del cabo San Felipe, estableciendo el sembrado de cuatro campos de minas, que de norte a sur se denominarían: «Campo 3», «Tommie 1», «Tommie 2» y «Campo 4»; situados los dos primeros al norte del cabo San Felipe y los dos últimos al sur del mismo.

En la práctica, los campos «Tommie 1» y «Tommie 2» se conformaron con un pequeño lote de minas de orinque transportadas por el ARA Bahía Buen Suceso; pero los campos 3 y 4 no se llegaron a sembrar por falta de minas; pues el segundo lote, que era más numeroso e incluía minas magnéticas, se embarcó en el buque ELMA “Córdoba”, el cuál no llegaría a las Malvinas. Por motivos análogos tampoco se ejecutó el plan diseñado para el minado de ambas entradas del estrecho de San Carlos ni tampoco se hizo el minado de la isla San Pedro (Georgias del Sur).

Asimismo, luego del desembarco británico en San Carlos, se planificó un minado aéreo ofensivo en la entrada norte del estrecho de San Carlos, que no pudo concretarse por no haber más disponibilidad de aviones Neptune, los únicos que podrían haberlo realizado esa labor.

Temor Británico

La utilidad o no de los campos de minas «Tommie 1» y «Tommie 2» es de difícil evaluación; pero debe notarse que los británicos no intentaron ninguna operación anfibia de desembarco de tropas por esas vías de acceso a Puerto Argentino. Sólo tras la caída de la plaza, y con los mapas de minado provistos por los argentinos a la vista, los buques ingleses se atrevieron a ingresar a las aguas cercanas a la capital del archipiélago.

Ejecución del minado naval defensivo

El ARA “Bahía Buen Suceso” llegó a la capital de las islas el día 11 de abril de 1982, transportando 22 minas de orinque, modelo argentino 1925; y también llevando dos plataformas diseñadas para sembrar minas usando las grúas de los buques. Dichas plataformas se habían fabricado en el Taller de Armas de la Base Naval de Puerto Belgrano, tenían forma de jaula y en su interior se colocaba cada mina naval a sembrar. La jaula poseía un dispositivo, que se accionaba mediante un cable de acero y gancho disparador, para provocar su apertura cuando se la situaba en posición, y así obtener la consiguiente caída de la mina sobre el mar.

Las minas de orinque

Las 22 minas eran del tipo «de contacto», se habían construido en la década de 1940 y su parte activa constaba de una esfera de hierro con 7 protuberancias de plomo conocidas como cabezas de contacto o cuernos, en cuyo interior existían sendas ampolletas de vidrio llenas con un electrólito líquido especial. Si el casco de un buque golpeaba un cuerno, se rompía su ampolleta interna y el líquido se derramaba sobre las placas de una pila de zinc-carbón que carecía del correspondiente electrólito líquido. Así, al caer éste en el espacio interplaca, se activaba la pila, se generaba una tensión eléctrica y se energizaba un circuito que provocaba la detonación de la espoleta, con la inmediata explosión de la mina naval.

Este modelo de mina pesaba unos 800 kg, incluía 150 kg de TNT fundido y tenía un cable (orinque) que unía a la parte esférica de la mina con un peso muerto con forma de cubo, que servía para anclarla al fondo del mar.

Dicho peso muerto era de 180 kg, poseía 4 pequeñas ruedas en su base, tenía un carrete sobre el que se arrollaba el orinque y contaba con un complejo dispositivo para un ajuste preciso de la profundidad a la que quedaría sumergida la parte esférica de la mina. Asimismo, la mina tenía un mecanismo de seguro que la desactivaba cuando no existía ninguna tensión mecánica en el orinque; y también poseía otro sistema de seguro basado en una pieza soluble, que mantenía a la mina desactivada hasta que la misma permaneciese sumergida en el mar por un lapso superior a los 30 minutos, y entonces, la pieza de seguro se disolviese. Para mayor seguridad de manipuleo, los cuernos de la mina estaban mecánicamente protegidos mediante capuchones de bronce, que sólo se quitaban un momento antes del sembrado de esta.

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