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Escuela N°2 de Matheu: Toda la denuncia era falsa

Tal como informara Escobar a Diario, cuando una preceptora de la escuela secundaria Fray Luis Beltrán recibió un mensaje de whatsapp por parte de una mujer que se presentaba con el nombre de Alejandra Ruiz y decía ser madre de un alumno de ese establecimiento, y advertía sobre un plan para realizar un tiroteo en la escuela, se activaron todos los mecanismos de protocolo y por disposición de la justicia se montó un operativo de prevención con policía municipal y guardia urbana, mientras los investigadores avanzaron en el seguimiento de los supuestos chats de los adolescentes. Así se pudo determinar que en realidad ninguno de ellos existía.

En el mensaje, la mujer avisaba sobre «la existencia de un grupo de estudiantes que tenían intenciones de provocar un tiroteo» en la escuela e incluso daban detalles de cómo llevarían a cabo el ataque. Ante ello, se dio intervención a la fiscalía del Fuero de Responsabilidad Juvenil 2 que dirige Josefina Selleart, quien dispuso de inmediato iniciar una investigación por «averiguación de ilícitos».

Sin embargo,  en el avance de la investigación se logró determinar que no existía ninguna madre de alumnos con el nombre “Alejandra Ruiz”. Asimismo, al indagar respecto del teléfono celular utilizado para enviar los mensajes, se determino que «no se encuentra registrado en ningún proveedor de telefonía, ni asociado a aplicación alguna» como un posible chip prepago. Además, los investigadores le informaron a la fiscalía que las fotos del arma exhibidas en los chats habían sido «obtenida de página web Pinterest».

Si bien desde la Justicia remarcan que cada caso de este estilo debe ser investigado hasta que se compruebe su veracidad, también advierten que hacer estas amenazas virtuales se está replicando con más frecuencia que antes entre los menores en edad escolar. La semana pasada se denunció un caso similar en un establecimiento de Ingeniero Maschwitz y otro caso en una escuela de Mar del Plata.

En este sentido, los investigadores subrayan que la viralización que tienen estos casos tanto en redes como en medios de comunicación resultan un atractivo para los adolescentes. “Este modus operandi reemplazó la vieja amenaza de bomba a las escuelas que se hacía por teléfono”, aseguran.

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