
LA OPERACIÓN ROSARIO
LA OPERACIÓN ANFIBIA SE DENOMINÓ «OPERACIÓN AZUL» FUE LA PRIMERA DE LAS OPERACIONES TÁCTICAS PROGRAMADAS POR LA ARGENTINA CON EL OBJETIVO DE RETOMAR EL CONTROL DE LA CAPITAL DE LAS ISLAS MALVINAS, QUE POSTERIORMENTE SE LLAMÓ PUERTO ARGENTINO.
Primera Parte
La Operación Rosario consistía en una serie de acciones de intensidad creciente encaminadas a la recuperación Argentina de las islas Malvinas, Georgia del sur y sándwich del sur, que se conseguirían en sentido inverso —de este a oeste y de menor a mayor relevancia política—, iniciándose de la manera más discreta posible y culminando con la toma del archipiélago de las islas Malvinas y de su capital, mediante un asalto directo, pero sin causar bajas al enemigo para evitar una futura reacción militar británica.
El 30 de marzo de1982 La Junta Militar ordenó la puesta en marcha del operativo, fijando como fecha de ejecución el 1º de abril. Los efectivos que tendrían a su cargo la ejecución de este plan eran la Flota de mar, la aviación Naval y el Batallón de infantería de marina Nº2 de la Armada Argentina; el Regimiento de infantería 25 del Ejército Argentino y aviones C-130 de la Fuerza Aérea Argentina, bajo el mando del Almirante Carlos Busser.
La capital colonial Stanley, estaba defendida por un destacamento de unos setenta infantes de marina además de cuarenta milicianos de la Falkland Defence Force; la toma se llevó a cabo rápida y efectivamente, aunque uno de los oficiales que lideraban las tropas, el Capitán de Corbeta Pedro Edgardo Giachino, fue la única baja mortal del enfrentamiento.
Los británicos se rindieron oficialmente a las 9:30 a. m., luego de tres horas de esporádicos combates, que tuvieron lugar especialmente alrededor de la casa de gobierno de las islas. La intención de «LA ARGENTINA» era establecer rápidamente una mejor comunicación aérea y marítima entre las Islas y el Continente, para facilitar el envío de tropas que reforzaran la defensa y así disuadir al Reino Unido de ulteriores acciones. El Gobernador colonial de las islas, Rex Hunt, y los prisioneros militares fueron inmediatamente repatriados al Reino Unido por vía aérea.
Paralelamente, otras fuerzas llevaban a cabo la llamada «Operación Georgias», destinada a la recuperación de los puertos Grytviken y Leith, en las islas Georgias del sur. Como respuesta, el gobierno británico lanzó la «Operación Corporate», comandada conjuntamente por el almirante John Woodward y el general Jeremy Moore.
El 28 de marzo de 1982, a las 10:57, el destructor ARA Santísima Trinidad (D-2) zarpó como buque insignia del Comandante de la Fuerza de Tareas 40, embarcando a su Comandante y al Comandante del Teatro de Operaciones Malvinas, General de División Osvaldo García.
Al día siguiente, la FT.40 inició el desplazamiento hacia su objetivo, navegando a 14 nudos, en formación circular, protegiendo a la nave más valiosa del conjunto, el buque de desembarco de tanques ARA Cabo San Antonio (Q-42), que llevaba las tropas y medios para el desembarco.
Mar afuera, se les unió el rompehielos ARA Almirante Irizar, y comenzó la distribución de los planes y la cartografía necesarios por medio de helicópteros, mientras la FT.40 se destacaba en una posición al norte de las islas.
El viento se incrementó y afirmó del sudoeste con intensidad de temporal, por lo que la FT.40 debió bajar su velocidad hasta tener un avance efectivo de seis nudos. El Santísima Trinidad, debido a los golpes de mar, perdió parte de la carga de nafta que la Agrupación de Comandos Anfibios llevaba en tanques sobre su cubierta. Las pésimas condiciones del tiempo produjeron un sensible atraso en el derrotero de la Fuerza Anfibia, lo que provocó que se cambiase el día «D» para el 2 de abril.
Con un viento que llegaba a los 45 nudos del sur sudoeste, mediante el uso de helicópteros desde el Almirante Irizar se repusieron los tambores de combustible perdidos en el D-2, y aviones Grumman S-2 Tracker del portaaviones ARA Veinticinco de Mayo (V-2) cumplían vuelos de exploración.
El 30 de marzo, cuando se hizo obvio que la invasión era inminente, el Gobierno británico ordenó que el destructor HMS Antrim (D18), seguido de otros dos buques de superficie y tres submarinos atómico, que se dirigieran a las islas Georgias del Sur para apoyar al HMS Endurance. El resto de las unidades de la marina británica se puso en alerta de cuatro horas.
El 31 de marzo el Comandante de la FT.40 dispuso una reunión en su buque insignia para analizar la situación en función de las últimas informaciones recibidas, teniendo en cuenta que, dado que el Gobernador de Malvinas impartía por radiodifusión, a su población, instrucciones, disponiendo una serie de medidas de prevención y defensa, se había perdido el factor sorpresa. Se explicó que el Aeropuerto de Puerto Stanley se encontraba defendido con emplazamiento de ametralladoras, imposibilitando el descenso sorpresivo de aeronaves e imponiendo la necesidad de capturarlo y apresarlo. A las 18:00, le comunicó al personal a bordo del ARA Cabo San Antonio la misión que debían cumplir y los riesgos de la misma.
Finalmente, el 2 de abril en horas de la madrugada, buzos de la Armada Argentina que nadan hasta una playa al norte de Puerto Argentino desde un submarino, habilitan el desembarco de vehículos anfibios y tropas argentinas. Minutos después de pisar tierra, los soldados argentinos fueron sorprendidos por tropas inglesas, las cuales abrieron fuego, sin embargo, no pudieron vencer al Comando de Infantería de Marina argentino. A las 6:30, desde el ARA Santísima Trinidad, se irradió un comunicado en el que intimaba a la población a no ofrecer resistencia para evitar derramamiento de sangre. El grupo del Capitán de Corbeta Pedro Edgardo Giachino, la avanzada de las fuerzas argentinas, se dirigió a la casa del gobernador, invitándole a la rendición. Al no recibirse respuesta, entraron al anexo de los sirvientes, donde se había atrincherado un grupo de Marines Reales, entablándose un combate. Comenzó un tiroteo generalizado, donde se produjo la primera baja del conflicto, el Capitán de Corbeta Giachino, que fue herido mortalmente; fueron también alcanzados por las esquirlas y resultaron heridos de gravedad, el Teniente de Fragata Diego García Quiroga y el Cabo Primero Ernesto Urbina. El resto de sus hombres se replegaron, aunque mantuvieron el asedio sobre la sede del gobierno británico, disparando desde una posición elevada ubicada al sur de la misma.
Los constantes cambios de posición de los comandos anfibios argentinos y el uso de granadas de aturdimiento hicieron creer a los defensores que estaban bajo el ataque de una fuerza numéricamente muy superior a la real, lo cual resultó decisivo para obtener su rendición. A los pocos minutos, aterrizó el primer Lockheed C-130 Hércules de la Fuerza Aérea Argentina en el Aeropuerto de Puerto Argentino/Stanley.
Continúa…