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No seamos constructores de ilusiones

Por Claudio Valerio

 

El mundo en que vivimos, se nos presenta como un gran corralón (tienda) de materiales de construcción,  para la edificación de esos castillos falsos, ilusorios, sin base, transitorios. No transcurre demasiado tiempo y empiezan a caer. La Palabra de Dios nos proporciona los materiales para una vida sólida, inquebrantable, duradera.

Muchas son las veces en que pasamos nuestros días construyendo castillos de ilusiones, los que luego se deshacen. Pero si construimos castillos de verdad, enseñando lo mismo a nuestros hijos, entonces estaremos firmes como la roca y seguros de que esas edificaciones realizadas, permanecerán para siempre

Nada vemos de bueno si miramos por las ventanas de los castillos de ilusión del mundo. Sólo angustia, sufrimiento, desilusión y desesperanza. Los castillos que son construidos con la dirección de Dios nos muestran aguas tranquilas, pastos verdes, felicidad y vida abundante.

¿De qué adelantan las promesas que jamás serán cumplidas? ¿De qué adelantan los falsos castillos? ¿De qué sirve un envoltorio de colores sin nada dentro?  El ingeniero espiritual de esos castillos ilusorios sólo tiene una cosa que ofrecer: destrucción.

Nuestro Señor Dios nos protege, nos abraza; Él es que, con gran amor, nos consuela en los malos días y nos conduce a las moradas eternas de felicidad.

Si deseamos días de dicha y verdaderamente felices, ponemos nuestras vidas en manos de Dios seremos un castillo iluminado y disfrutaremos de la alegría del diario vivir, y en lo que vendrá después de él.

Desde la ciudad de Campana (Buenos Aires), recibe un saludo, y mi deseo que Dios te Bendiga y prospere en todo; y derrame sobre ti, Salud, Paz, Amor, y mucha prosperidad.

Claudio Valerio

Valerius©

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