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Fortín Malvinas

Por VGM Enrique Oscar Aguilar

CIVILES EN MALVINAS

Parte III

En mi recuerdo reviven las circunstancias del acto y varios hechos especiales: La parsimonia de Fernando Péndola, compañero de radiodifusión, quien tuvo a su cargo como operador la responsabilidad del montaje de los elementos desde el salón del centro Cívico, y desde éste la emisión de la Canción Patria, cosa que no era fácil porque debido a la precariedad de medios debía insertar la púa en la tercer banda de grabación a pulso. El control general estuvo a cargo de Ernesto Dalmau, también de Radiodifusión, realizando ambos un trabajo perfecto.

Dalmau con su personalidad especial y su gran experiencia, Péndola, jovencito enfrentando de un día para otro los sucesos que acontecían con la frescura de la inexperiencia pero con genuina responsabilidad, tenía un dejo de displicencia en su andar pero su mente era rápida, precisa y no erraba, no fallaron ninguno de ellos.

Los primeros disparos, la actividad del correo y radioeléctrica.

El 11 de abril todos supimos cómo era el ruido de la artillería antiaérea, se probaron entonces las piezas emplazadas y los servidores hicieron una práctica. Como sería el estruendo y la trepidación del suelo que me divertía mirando las gallinas que en los fondos de las viviendas saltaban al compás del sonido de los disparos y su cadencia, bom, bom, bom…, eran cinco seguidos, imaginé tirando todos a la vez y luego lo comprobé.

El día 12, por LRA Radio Nacional Islas Malvinas se informó la prohibición de toda la actividad radioeléctrica de los radioaficionados, a su vez se los convocó para el día siguiente a las 0800 horas al edificio Cívico a fin de hacer entrega de los equipos radioeléctricos que constituían sus estaciones. Con esta medida se concretaban cuatro aspectos fundamentales: el silencio radioeléctrico, la limpieza del espectro, la solicitud de licencia para operar y el lugar de operación. Era mi trabajo específico.

Al día siguiente a las 0750 horas, con asombrosa disciplina y puntualidad se encontraban en fila los radioaficionados malvinenses con sus paquetes dispuestos a la entrega y a diligenciar la documentación respectiva y si lo deseaban solicitar la licencia argentina de radio operador.

Al día 26 de abril se recibieron por correo ínter isla (aéreo) y en forma personal cuarenta solicitudes. Esta documentación, parte de la cual conservo en mi poder, constituye cada una de ellas una reafirmación de nuestra soberanía, un reconocimiento, sin presión ya que de ellos era la decisión. Inglaterra no puede negarlo pues fue una autodeterminación.

Ellos tienen la verdad de lo que expreso en su poder y yo tengo parte de esa misma prueba. Son originales de solicitudes y he marcado en los listados de los radioaficionados malvinenses, a todos aquellos que nos han reconocido y lo efectuaron con la bandera argentina, ambas documentaciones son indubitables e innegables.

Para entonces Caballero informaba y está publicado, que se recibían 5.000 cartas simples, 2.000 certificadas y 400 encomiendas ¡por día! Más tarde debido al bloqueo recibíamos el correo con intermitencia, pero, en cada oportunidad nos tapaban. Los días de ausencia de correspondencia postal eran ocupados por miles de telegramas que iban y venían, sin dejar de mencionar los benditos giros postales y telegráficos que se recibían para la tropa, Todo se clasificaba, registraba, separaba por unidad y se entregaba diariamente y sin interrupción, incluso durante los días más duros del conflicto.

Continúa…

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