Efemérides

A 75 años de la Ley de voto femenino

Los intentos de que la mujer pudiese emitir su voto son un largo capítulo en la historia de nuestro país país. El primer proyecto correspondió al diputado Alfredo Palacios, en 1911, pero ni siquiera fue tratado sobre tablas.

En 1895 Cecilia Grierson, la primera médica argentina, había fundado el Consejo Nacional de Mujeres y fueron los socialistas los que habían tomado la delantera al incorporar en sus plataformas el sufragio femenino y la participación activa de la mujer en la política. En 1907 Alicia Moreau de Justo había creado el Comité Pro Sufragio Femenino, mientras el radicalismo luego organizaba centros femeninos.

En 1911, Julieta Lanteri, médica recibida en 1907, sorprendió a todo el mundo, al lograr que las inscribieran en el padrón municipal. De esta forma votó en la elección del 26 de noviembre de ese año. Mas tarde, la Asociación Pro Derechos de la Mujer, fundada por Elvira Rawson de DellepianeAdelia Di CarloAlfonsina Storni y Emma Day, bregaba por la igualdad de derechos con el hombre.

Otro proyecto que no prospero fue el de Francisco Correa en 1916, que establecía derechos políticos a las mujeres con dos años de residencia en el país, que fueran mayores de edad, que ejercieran una profesión y que supieran leer y escribir.  Tras otros intentos fallidos, el diputado radical Rogelio Araya presentó otro proyecto en 1919 que extendía derechos políticos a las mujeres mayores de 22 años, pero terminó «cajoneado.» En 1922 fue el turno de Juan José Frugoni, la iniciativa  contemplaba derechos políticos a las mujeres mayores de 22 años con formación universitaria o secundaria. A partir de la incorporación de este derecho en la constitución bloquista, las mujeres votaron en San Juan el 8 de abril de 1928 para diputados y concejales. Estalecciones fueron masivas. Participó el 98% del padrón. En octubre de 1928 Hipólito Yrigoyen intervino la provincia y luego con el golpe de septiembre de 1930, todo volvió atras y ese derecho se perdió.

Increíblemente en los años siguientes hubo otros intentos de restaurar ese derecho. En 1932, ya con Agustín P. Justo en el poder, se sumaron otros cuatro, tres socialistas y uno conservador, con la diferencia que éstos últimos ponían como condición que tuvieran instrucción. Los que vieron la luz en 1938 y 1939 no llegaron a discutirse. La dictadura militar surgida del golpe del 4 de junio de 1943 intentó implementar el voto de la mujer, pero fueron las mismas interesadas en oponerse en que tan importante norma surgiera de un gobierno de facto.

Fue durante la campaña electoral de 1946 que los principales partidos contemplaban el voto femenino en sus plataformas. La ley se acercaba indiscutiblemente ya que en los últimos 20 años, se llevaban contabilizados 22 proyectos.

El propio Juan Domingo Perón, en su discurso ante la Asamblea Legislativa del 6 de junio de 1946 había manifestado que “la creciente intervención de la mujer en las actividades sociales, económicas, culturales y de toda otra índole, le han acreditado para ocupar un lugar destacado en la acción cívica y política de la nación. La incorporación de la mujer a nuestra actividad política, con todos los derechos que hoy se reconocen a los varones, es insustituible factor de perfeccionamiento de las costumbres cívicas”.

Los diputados ColomMiguel Petruzzi José Emilio Visca habían presentado un proyecto al respecto; una hora después lo haría el radical Ernesto Sammartino, quien ya había sido autor de otro en 1932. Todos fueron enviados a la comisión de Asuntos Constitucionales, presidida por John William Cooke. El 11 de junio de 1947 el conservador correntino Justo Díaz Colodrero presentó el suyo. Cuando Colom recibió el mandato de Evita, se apuró a que se tratase el suyo en la primera sesión que hubiera. Estuvo rápido de reflejos: cuando supo que el Senado había uno aprobado del mendocino Lorenzo Soler, Colom retiró el suyo. Había que apurarse porque el de Soler estaba a punto de perder estado parlamentario.

La oposición radical denunció el reemplazo de un despacho por otro, con el agravante que el que presentaban no había sido discutido en Diputados.

El de Soler, que había entrado en la cámara alta en julio, establecía que “las mujeres argentinas tendrán los mismos derechos políticos y estarán sujetas a las mismas obligaciones que les acuerda o impone las leyes a los varones argentinos”.

La ley se trató en dos sesiones. Evita concurrió a la segunda. Ella había hecho diversas apariciones radiales apoyando esta cuestión. Las galerías y los alrededores del palacio legislativo estaban llenos de mujeres, que cantaban “una, dos, tres, que se apruebe de una vez”, y que describían a la esposa del presidente como “el alma y nervio del voto femenino”.

En la sesión del 9 de septiembre de 1947 fue aprobada la ley 13.010. El acto principal fue el 23 de septiembre en la Plaza de Mayo, convocado por la CGT. En los balcones mismos de la Casa Rosada se hizo la promulgación de la ley.

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