COLUMNA DE OPINION

Nuestra fe es fuerte

Por: Claudio Valerio

 

¿Cuán fuerte es nuestra fe en Dios? ¿Qué camino seguir para fortalecerla?

Para descubrir a Jesús, necesitamos meditar el evangelio y, con él, mirarle y hablarle. Así nos sentiremos mirados y queridos por aquél que sigue vivo junto a nosotros. No es un personaje que pasó por la historia y se marchó.

¿Puede ser que de tantos años bautizados, todavía no conozcamos a Jesús? ¿Será, tal vez, que nunca le hemos conocido bien, que no hemos sabido en realidad quién es y no hemos experimentado su cercana presencia?… Es difícil que entendamos la fe cristiana si no acogemos a Jesús como la verdad, el camino y la vida. Porque, en la vida, no todo se reduce a la razón; la ciencia no contiene toda la verdad. Nosotros, mortales, hemos de vivir ante el misterio último de la realidad y que la atracción respetuosa a Jesús es a partir del silencio y es quien nos puede abrir el camino a su Bondad, y a la bondad. Es un hecho que el misterio último de la realidad no se deja atrapar por los análisis más sofisticados. No nos olvidemos  de Él,  porque las cosas y los afanes del  día a día nos confunden sobre la relación Hombre-Dios-con nosotros y debemos de estar prevenidos.

Jesús es Dios eterno que ha asumido la naturaleza humana (alma y cuerpo humano, sentimientos, afectos) y, ¡vive! Jesús sigue vivo desde el mismo fondo de nuestro ser y nos infunde un germen de vida nueva. Esta acción en nosotros se produce casi siempre de forma discreta y callada. Y así, quienes creemos, solo intuimos una presencia imperceptible. Sin embargo, a veces nos invade la certeza y la confianza total que se traduce en una alegría incontenible: Dios está, existe, nos ama y, con Él todo es posible. En nuestra vida encontramos muchas personas desorientadas y angustiadas por los acontecimientos y por los sinsabores de la vida. Nosotros mismos alguna vez nos hemos sentimos turbados. Es necesario transmitirles a estos la fe y la esperanza. Fe en Dios, que es Nuestro Padre bueno, que está con nosotros. Esperanza en Jesús que nos guiará a un buen lugar; claro está que, para ir allí, hay que seguir el verdadero camino. Y si nos planteamos, ¿cómo seguir ese verdadero camino, si no conocemos cuál es el camino? la creencia en Jesús que no tiene por qué ser ciega y sentimental, sino que debe ser razonada, hará que entendamos muchas cosas, pues Él  “es el camino, la verdad y la vida”. Ser camino significa que si vivimos y  amamos como buenos cristianos, un día podemos llegar a la casa del Padre. Desgraciadamente hay muchos falsos profetas que pretenden desorientar. Jesús es el único camino, el amor. Aunque luego en la práctica también podemos decir que hay muchos caminitos para ir a Dios, como hay diferentes culturas o maneras de ver la vida. Todas deben pasar por el sentido del servicio por amor.

Si Jesús es el camino es porque es la verdad. Hay mucha gente dominada por la mentira, el engaño, la corrupción. Jesús quita las tinieblas del alma y nos da la luz. Y para que este camino lo podamos seguir con energía, Jesús se presenta como la vida; una vida que esperamos tener en plenitud un día. Él es nuestro amigo que vive con nosotros y con quien podemos conversar cuando queramos, y que nos acompaña en el caminar de cada día. En nuestra vida espiritual hay que desterrar todo desánimo o desconfianza o pesimismo y tristeza. Sólo tenemos que esforzarnos por conocer más a Jesús Cristo, su vida y su mensaje, para seguirle con todo nuestro corazón y vida.

Desde la ciudad de Campana (Buenos Aires, Argentina), recibe un abrazo y mi deseo de que dios te Bendiga y prospere en todo lo que emprendas, y derrame sobre ti Salud,
Paz, Amor, y mucha prosperidad.

Claudio Valerio (Valerius)

 

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