Frente a una pared me detuvo y, extrañado, me llamó una extraña inscripción que no sabría decir si es un dicho Popular. No me resultó muy extraña, ni tampoco muy largas; pero por diversas razones he de tenerla en cuenta por tales, porque forma parte de esas inscripciones de la cultura.
Ni te quiero, ni te extraño, ni me haces falta; ni estoy diciendo la verdad.
¿Cómo pensar que la vida puede terminar en un segundo?
¿Cómo no he de extrañarte? Fuiste muy especial para mí. Me resulta difícil entender que no estás aquí, por siempre vas a estar conmigo… Te he amado y te amo mucho.
Ojalá pudiera volver el tiempo atrás y así verte de nuevo, darte un abrazo y nunca soltarte… Fueron tantos bellos y malos momentos que vivimos juntos; los detalles, las pequeñas cosas, lo que parecía no importante. Son las que más invaden mi mente al recordarte.
Pero Dios, porque llegó tu tiempo, te ha llamado para estar a su lado y comprendo que así sea. Nunca pensé que me dolería tanto; pero Él lo quiso. Tenlo por seguro, yo te extrañaré.
La vida es polvo, y puede esparcirse en un momento. Nada trajimos, nada nos llevaremos, sólo lo que tenemos en nuestro interior.
No debemos llorar por los que se van, porque están en un lugar donde no hay maldad, donde es posible descansar, donde existe paz y está lleno de luz.
Los que aquí quedamos debemos estar bien, estar felices, y procurar que todo nos vaya bien, porque cuando nos toque partir, esperemos vernos allí.
No lloro, pero te extraño. No te busco, pero me duele que no estés. Te lloro, te recuerdo y te extraño. Te quiero, te amo te deseo, te admiro y te necesito… Te siento y resucito.
Desde la ciudad de Campana (Buenos Aires), recibe un Abrazo, y mi deseo que Dios te bendiga, te sonría y permita que prosperes en todo, y derrame sobre ti, Salud, Paz, Amor, y mucha Prosperidad.
Claudio Valerio
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