Interés General

Maldonado

por Juan Carlos Villalba

“Lo tuvieron que enterrar con el cuchillo en la mano, cuando llegaron ya estaba frío y no pudieron abrírsela”– contaba Carmencita, la vieja vecina que lo descubrió muerto en la cama.

Era Carnicero

Daba miedo…te juro

El tipo afilaba la cuchilla mirándote fijo

Mientras movía la cabeza como diciendo:

¿Y…que va a llevar?

Áspero de carácter… de poco hablar.

Su aspecto bravío imponía un respeto inusual en el barrio.

Con la cuchilla era una luz

En pocos minutos despostaba media res

Con una habilidad asombrosa.

Lo llamaban Maldonado…

¿El nombre? Nunca lo supe.

Se decían cosas de un pasado bravo

Donde los cuchillos habían hablado…

Algo que la cicatriz de un “hachazo”

Que le cruzaba el ojo izquierdo

Parecía confirmar.

Pero no se sabe si era verdad.

Todas esas fantasías en torno a su figura y su pasado

Me recordaba a esos cuchilleros que describía Borges

Capaces de jugarse la vida para vengar a un amigo

Sin decir una palabra…

Trabajo muchos años en el frigorífico de la calle Colón

Frente al campito de la estación de Escobar.

Lo hacia casi todo el día, prácticamente en silencio.

Al salir, cerca de las 20 horas, un gatito gris lo esperaba sobre la vereda vecina porque todos los días, durante años, le tiraba unos recortes de carne, se quedaba unos minutos y luego se iba silbando.

Esa relación con el gatito es el único trato afectuoso que se le conoció.

Una noche el gatito falto a la cita, Maldonado lo busco desesperado por el campito y lo encontró moribundo.

Un hijo de puta lo había envenenado.

“El chino”, un compañero de trabajo de Maldonado –  después de la muerte de este, comento:

“El día que murió el gatito, lo envolvió en el delantal blanco y se lo llevo para enterrarlo”. Me acerqué con intención de ayudarlo, y lo vi llorando… me miro con una fiereza que me dio miedo y me fui.”

Esto explica de alguna manera porque desde aquel día, Maldonado jamás volvió a la carnicería.

Lo habían visto llorar y su orgullo no le permitía enfrentar a otros hombres.

Cosa de machos.

La vieja Carmencita, solía decir:

“Maldonado se murió de tristeza y rabia, le habían matado el  único amigo que tenia…y al no saber quien fue, no pudo vengarlo…” – y agregaba: “ todavía, … porque el cuchillo se lo llevo.”

 

 

 

Realizador cinematográfico, guionista y escritor

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