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Incivismo. Si tenés un minibasural en tu barrio no dejes de leer esta nota

La desidia y falta de compromiso ciudadano provoca que algunas barriadas permanezcan en condiciones poco higiénicas. Los minibasurales producidos por vecinos inescrupulosos son una constante en ciertos puntos del distrito. 

El Littering, palabra del inglés que define el abandono de basuras, se considera un problema global del cual casi no existen estudios. La reflexión que resulta importante hacer es que, pese a que hoy en día es relativamente sencillo encontrar basura tirada, es muy difícil ver a alguien tirándola.

Un claro ejemplo de ello es la tira constante de basura sobre la poda de ramas que se forma en calle 3 de Febrero al 600, entre Belén y Sanguinetti. Prácticamente resulta para los vecinos un misterio poder determinar que lleva a algunas personas a arrojar basura, siempre, en ese punto fijo de la vía pública.

La propia gente y autoridades de la UGC 4, a cargo de la coordinadora Mónica Díaz lo sabe y por ello de manera permanente le reclaman a Panizza un nuevo levantamiento, tal como volvió a ocurrir esta semana. El lugar quedó despejado, sin embargo, los vecinos insisten en asegurar que “sino se hace algo urgente van a seguir tirando.”

Cabe destacar que incluso el municipio colocó en el lugar un cartel indicando la prohibición de arrojar basura, pero ni esto logra concientizar a “los malos vecinos”.

La pregunta es: ¿Cuánta más basura en el suelo, más se permite la gente ensuciar?

Sí. Ya que la idea es: en un entorno limpio, que aparezca una lata o una botella o una pequeña bolsa con residuos, en el suelo, es difícil. En cambio, cuando hay una lata en el suelo, es mucho más fácil que aparezca la segunda. Y, si hay dos, muchísimo más fácil que aparezca la tercera. Esto lleva luego, y a través de la persistencia en el tiempo, a que se haga un hábito o costumbre de los vecinos a que tiren basura y todo tipo de residuos en un mismo lugar, bajo la excusa: “todos tiran allí”.

Lo cierto es que en algunas barriadas los vecinos se organizaron para estar atentos a determinar quiénes son los que ensucian el espacio e incluso llegaron a subir fotografías a las redes sociales, como una manera de escrachar a los contraventores. Sin embargo, la acción que mejores resultados ha tenido hasta el momento es la tarea colectiva de quienes se han puesto de acuerdo y se comprometieron a levantar “un metro cuadrado de basura callejera”.

En algunos casos la colocación de un contenedor de residuos urbanos, suministrados por el municipio, en las esquinas o lugares problemáticos, ha servido para que los vecinos que ayudaban a limpiar estos sectores arrojen la basura allí.  Si bien en las primeras semanas se observaban residuos tirados al pie del contenedor, al tiempo como el acto de pasar por el lugar y levantar la basura y ponerla dentro del contenedor se convirtió en un hábito que logro contagiar incluso a los hasta entonces contraventores.

La única solución factible a este problema «no son pequeños parches hechos sobre el tema de educación o sanciones”, sino que implica la aplicación de todo un programa de residuos sólidos urbanos. Algo que en Escobar está ocurriendo. Mientras esto crece, sería importante que cada uno de nosotros pudiera comprometerse, y mantener en el tiempo, el metro cuadrado de limpieza fuera de nuestro hogar, pero dentro de nuestro barrio. En un claro acto de pertenencia.

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