COLUMNA DE OPINION

¿Y qué decir de nuestro cerebro?

Por: Claudio Valerio

Nuestro cerebro pierde agilidad, no por la edad, sino que por falta de uso.

Es prácticamente un hecho que, para muchas personas, comenzamos a
padecer pequeños olvidos que, a una determinada edad, nos llegan a
afectar nuestra vida… ¿Porque nos ocurren? Digamos que esto nos
produce un poco de ansiedad pues, con terror, pensamos que nuestro
cerebro comenzó a desgastarse, a convertirse en algo “gelatinoso” y
nos preocupa el hecho de dejar de a acordarnos de lo que hicimos hoy o
ayer, pero recordamos con lujo de detalles hechos o situaciones
vividas durante la niñez.
Si esto nos ocurre, hay esperanza; no tenemos de que preocuparnos.
La falta de memoria, equivocadamente, se la relaciona con la edad de
las personas; existen muchos mitos sobre esto que hay comenzar a
desterrar.
Científicos del área de neurología han comprobado que, esto último, no
necesariamente es así, porque en el cerebro de los adultos las células
también se regeneran y la pérdida de memoria no se debe a que las
neuronas se mueran, o a la edad, al contrario de lo que se pensaba,
sino que se debe a la reducción del número dendritas (pequeñas
ramificaciones que salen del cuerpo celular, o sea unas “ramas” de las
neuronas) las que reciben y procesan la información provenientes de
otras células nerviosas.

Esto sucede por una muy sencilla razón: ¡La falta de uso! Así como un
músculo se atrofia por no usarse, también las dendritas se atrofian si
no se las usa (conectan) con frecuencia y, con esto, la habilidad para
el procesamiento de nueva información del cerebro, se va reduciendo.
Para evitar que esto ocurra, hay medicinas específicas y vitaminas que
aumentan la mentada transmisión y fortalecen la memoria; el ejercicio
ayuda mucho a alertar la mente.
; también. Sin embargo, nada como hacer que
Nuestro cerebro puede fabricar su propio alimento, que son moléculas
que producen y secretan las células nerviosas y se las conoce como
neurotrofinas; éstas actúan como alimento tanto para ellas, como para
la comunicación entre las (sinapsis). Cuanto más activas y saludables
estén las células del cerebro, mayores conexiones entre las distintas
áreas del cerebro habrá. Esto se consigue sacando a las neuronas de su
rutina, por lo que se las debe sorprender con divertidas e inesperadas
novedades y emociones, presentadas a través de la vista, el gusto, del
olfato, el tacto, y el oído; jugar ajedrez, armar rompecabezas,
resolver crucigramas, etc.  Con todo esto el cerebro se torna más
ágil, se vuelve más flexible y, así, su capacidad de memoria aumenta.

La mayoría de nosotros llevamos a cabo el transcurrir de nuestra vida
dentro de una serie de rutinas: trabajo, lectura, ejercicio y otras;
esto nos hace pensar que nuestra mente debe estar muy estimulada. Pero
en verdad es que el cerebro funciona en piloto automático, requiere un
mínimo de energía y estas experiencias pasan por las mismas rutas
neuronales, formadas tiempo atrás; con estas actividades no hay
producción de neurotrofinas. Las actividades rutinarias son
inconscientes… Hagamos diferentes rutinas en la mañana, a la hora en
la que comemos, cuando vamos camino al trabajo, o de regreso a la
casa. Cambiemos el tiempo que pasamos viajando o paseando en el auto,
el tiempo dedicado a ver televisión y los programas en sí. Pensemos en
nuestro día o semana promedio, y no la hagamos rutinaria.

Algunos simples ejercicios que agilizan sustancialmente las neuronas
del cerebro son:
a-      Darle más uso a la mano no dominante.
b-      Bañarse con los ojos cerrados y valernos del tacto para todo lo que
ello implica.
c-      Cambia las cosas de lugar para alterar los mapas posicionales que
el cerebro ya construyó.
d-       un mapa. Por ejemplo, cambia el lugar del pote de la basura; verás
la cantidad de veces que tirarás el papel al viejo lugar.
e-      Cambia las rutas para ir a nuestra casa, al trabajo, etc.
f-      Leer en voz alta hace que se activen otros circuitos además de los
que usamos para leer en silencio.
g-      Hacer cosas diferentes, experimentar lo inesperado; conocer
personas diferentes y charlar con ellas; caminar, etc.
h-      Aprender algo nuevo; sea un nuevo idioma, cocina, fotografía, yoga;
cualquier cosa puede servir para aprender.

Ejercitemos nuestra mente y, así, se verá ampliada nuestra memoria

(Fuente consultada: Centro Médico de la Universidad de Duke, área
neurología (Durham, Carolina del Norte, USA).

Desde la ciudad de Campana (Buenos Aires), recibe un abrazo, y mi
deseo que Dios te bendiga, te sonría y permita que prosperes en todo,
y derrame sobre ti Salud, Paz, Amor, y mucha Prosperidad.

Claudio Valerio
®. Valerius

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