COLUMNA DE OPINION

¡Hakuna matata!

Por Claudio Valerio

Los amigos tienen un papel muy importante a la hora de darte soporte anímico si te encuentras en un estado de vulnerabilidad y, si bien A lo largo de tu vida te encuentras con todo tipo de personas, pero muy pocas terminan por ser parte importante en tu camino.

La palabra “amigo” es muy usada por todos nosotros cuando nos queremos referir, con afecto, a ésas personas con las que nos resulta difícil de definir lo que es una amistad. Y ahora, cuando son tantas las personas que viven un poco lejos de sus parientes, el tener un amigo (unos amigos), se ha tornado imprescindible.

 

Una buena amistad se puede dar entre personas de un mismo sexo, de diferente y hasta en matrimonios.

En la vida, la amistad es una de las relaciones más importantes, tal como el parentesco y el matrimonio; pero, lamentablemente, es la que a veces descuidamos.

En el tema de amistad, hay expectativas sobreentendidas por el hecho de una buena amistad, fuera del núcleo marital y/o familiar, resulta esencial dado que ella podemos ser como realmente somos; es muy importante para nuestra existencia, porque nos reafirma, nos acepta y nos permite desarrollarnos como individuos.

Los amigos deben aprender a ser equilibrados entre la franqueza y la necesidad de preservar y proteger los sentimientos de la otra persona. Porque la amistad también supone el compartir, desmantelar esas barreras que cada presenta al momento de revelar cosas de uno mismo.

Entre amigos hay expectativas de afecto, comprensión y consideración. A ellos no necesitamos hacerles promesas de amistad, porque son altas y, además, confiamos que la relación dure.

En la mayoría de los casos, nuestros amigos son el resultado de haber comenzado a forjar ese vínculo desde muy pequeños y, a medida que vamos creciendo, vamos descubriendo la médula de la amistad y procuramos hacer que crezca y florezca; tendemos a hacer que la misma perdure y nos damos cuenta que exige más atención de lo que pensamos. Porque, para tener un amigo, primeramente. debemos serlo.

Es bueno que reflexionemos acerca del valor de la amistad y su naturaleza porque, a medida que transcurre nuestra vida, más son las personas que se dan cuenta que, para la amistad, el sexo no es de importancia porque la convivencia entre mujeres y hombres, en ámbitos laborales y sociales, cada vez es mayor.

La amistad con personas del sexo opuesto, es un tipo de relación importante y puede resultar una experiencia muy reveladora. De ella se puede aprender muchas cosas, sea de mujeres y de hombres que, al día de hoy, podría ser un tema atrasado y generacional.

La amistad aporta alegría a nuestra vida, muestra lo mejor de nosotros porque pondera nuestras virtudes y afinidades. La amistad resulta ser un componente importante de la felicidad y, si disponemos de un círculo de amigos, es posible de disfrutar del bienestar y la felicidad que representa.

Aristóteles, filósofo más que destacado y alumno de la academia de Platón, escribió acerca de muchos temas, también se dedicó a hacerlo respecto de la amistad, considerándola como la relación más libre y noble que puede tener un ser humano. Según el erudito, tres son los tipos de amistades que existen. La primera sería la “amistad por utilidad”, que es el caso cuando dos personas se involucran porque reciben algún beneficio, no por afecto. La segunda es la “amistad basada en el placer”, también conocida como amistad accidental.  Son aquellas que, típica de los jóvenes, se basa en la satisfacción que da el compartir, dependiendo de los gustos y el transcurrir de los hechos, por lo que, con el tiempo y a raíz del crecimiento de los involucrados y los cambios en los gustos, son las primeras que tienden a desaparecer.  La tercera que es más intencional, y es conocida como la “amistad de lo bueno”; es la que está asociada a la misma raíz que el amor, es la que en verdad significa la palabra amigo.  Son amistades íntimas y profundas, que valoran lo bueno y virtuoso de la existencia, sin intención de obtener un beneficio directo. Estas últimas son las que pueden durar toda vida.

 

 

Una muy buena amistad repercute en nuestra salud y bienestar, por lo que debemos forjarlas y mantenerlas, cosa que a veces no siempre resulta fácil; para su conservación, necesitamos dar y ofrecer nuestro tiempo e incondicionalidad ario y confiados entregarnos a la otra persona. Podrá ser un esfuerzo, pero seguro que de sobras vale la pena.

Es posible que tengamos que enmendar una amistad rota, que debamos “reparar daños”. En primer lugar, esto es realizable dado que, si nosotros consideramos que un amigo íntimo ha sido herido, sería muy de bien en buscarlo y hacerle saber lo importante que nos resulta, que es nuestra intención de aclarar lo que pasó; que no nos resulta lo mismo seguir adelante con nuestras vidas; que nos importa. Y luego, con calma, hablarle de lo ocurrido. Seguro que descubrirá que sólo se trató de un lamentable malentendido.

Para los psicólogos, son amigos esas personas que se aceptan tal como son, con virtudes, defectos y con todo; son aquellos a los que se les tiene confianza y se siente con responsabilidad de uno hacia el otro.

Hoy por hoy, en el complicado mundo que tenemos, cada vez más dependemos de nuestros amigos para, por ejemplo, obtener esas cosas que antes nos daba la familia; contención, apoyo emocional y mismo, a veces, alguna ayuda financiera.

 

Desde la ciudad de Campana (Buenos Aires), recibe un Abrazo, y mi deseo que Dios te bendiga, te sonría y permita que prosperes en todo, y derrame sobre ti, Salud, Paz, Amor, y mucha Prosperidad.

Claudio Valerio 

®. Valerius

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