El 24 de marzo de 1976, ejecutado por las Fuerzas Armadas y sectores civiles, se inició un golpe de Estado en el que una Junta Militar tomó el poder gubernamental. Y, a través del aparato estatal, se impulsó un sistema represivo clandestino y un plan sistemático con la intención de refundación social… El golpe de estado de 1976 se autodenominó Proceso de Reorganización Nacional e instaló en el poder a una dictadura cívico-militar porque, además de las fuerzas armadas, también intervinieron en el mismo parte del empresariado y la Iglesia católica. Fue el más cruel y violento del siglo XX y las instituciones de la democracia argentina, fueron atropellaras durante el mismo.
Durante la dictadura ocurrieron hechos de violencia y muertes; brutalidades estas que, con promesas de libertad, salvar a la sociedad y redención, se buscó de maquillarlas. 30 mil desaparecidos y miles de muertos dejó la dictadura argentina; muchos fueron las niñas y niños separados de sus padres y despojados de su verdadera identidad por militares, policías y torturadores, los que hicieron del secuestro de infantes uno de los crímenes más repugnantes cometidos por ellos.
Torturas a embarazadas y civiles en general, durante la dictadura se sucedieron de manera corriente. Las torturas físicas a las que se los sometía consistían en desnudar a la víctima secuestrada, parcial o totalmente, para luego atarla a una cama de hierro y vendarla, para luego aplicarle descargas eléctricas, patadas, golpes de puño, golpes con palo, y otras cosas. La tortura se realizaba en presencia de un médico y un grupo de militares.
El “proceso” perpetrado el miércoles 24 de marzo, hasta fines de 1983, dejó como resultado miles de familias destruidas, miles de exiliados y los perdidos ya mencionados.
El filme “VISONES. El caso Aguirre”, narra la historia de un ex militar, un ex represor que, amparado por la autoridad pública, se dedicaba a infligir dolor físico y daño psicológico a las personas que le eran entregadas, para que confiesen hechos supuestamente por ellos realizados, o en los que habrían participado. Entre gritos e insultos, el militar disfrutaba de estas torturas. Pero, el tiempo pasa y en la vida se suceden transmutaciones y los recuerdos aparecen sobre los actos criminales cometidos. Pero un hecho en particular, que afecta a una de sus más valiosas posesiones, lo lleva a un pasado oscuro y su remordimiento por esos tiempos, lo lleva a tomar una decisión incomprensible.
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