Uncategorized

Fortín Malvinas

Por VGM Enrique Oscar Aguilar

Reflexiones sobre la Guerra de Malvinas

Por Juan Carlos Neves. ( Contralmirante Retirado, Veterano de Guerra de Malvinas y Master en Relaciones Internacionales)

Ultima Parte

– A los isleños que decidieran permanecer se contemplaría compensarlos con la mitad de lo sugerido para los que abandonen el territorio para cubrir los gastos e inconvenientes derivados del cambio de soberanía.
– Se establecería una política migratoria durante un período a fijar, para que los argentinos que quisieran residir en las islas lo hagan con trabajo asegurado o sean inversores dispuestos a radicar empresas bajo un plan gubernamental que contemple el respeto al medio ambiente y la cultura local.
A quienes les parezca cuestionable invertir dinero en la recuperación de lo que es nuestro, les recuerdo que los Estados Unidos le compraron a Méjico el territorio que le habían ganado en la guerra y que los mejicanos no tenían posibilidad de recuperar a fin de asegurar el “war termination” o sea cerrar definitivamente el conflicto.
El debate puede ser muy amplio pero de lo que no caben dudas es que las estrategias para la recuperación de Malvinas exigen políticas proactivas. Quedarse en la queja permanente es inconducente y patético. Si fuimos capaces de ir a la guerra por recuperar un territorio no debemos dejar dormir nuestros derechos y para ello debemos despertar a nuestra diplomacia, desplegar nuestra imaginación y no olvidar también mostrar cada tanto que todavía nos quedan dientes para morder a quien ignore nuestra voluntad de acordar. Recuerden que todo conflicto debe ser solucionado antes que ignorado para evitar consecuencias dolorosas.
Acerca de la guerra y los que participamos en ella
La recuperación de la soberanía sobre las Islas Malvinas, Georgias y Sandwich del Sur, es una política de Estado, lo que significa que constituye un objetivo nacional permanente más allá de la ideología y la circunstancia de cada gobierno argentino.
La forma en que la búsqueda de ese objetivo es encarada responde al momento histórico y a la visión del gobierno de turno pero todos los caminos son valiosos si suman a la causa. Sin remontarnos demasiado en el tiempo apreciamos la importancia que tuvo lograr la resolución 2065 en las Naciones Unidas que nos permite reclamar la presencia británica en la mesa de negociaciones. La recuperación de las Islas en 1982 mediante el uso de la fuerza, justificada por la falta de voluntad británica para negociar y la expulsión del grupo de argentinos que trabajaba en las Georgias, puso al conflicto de Malvinas en la agenda mundial y demostró que la voluntad argentina de obtener la soberanía de las islas iba más allá de un reclamo retórico.
La re invasión británica no modificó ese concepto sino que permitió apreciar que la Argentina defendió lo que consideraba sus legítimos intereses hasta las últimas consecuencias. La política que implementó el Ministro de Relaciones Exteriores, Guido Di Tella, consistente en tratar de “seducir” a los “kelpers”, sirvió por el absurdo porque demostró la inutilidad de tratar de convencer con demostraciones de buena voluntad a los ocupantes ilegales de las Malvinas, quienes se limitan a recibir lo que se les ofrece, pero ni siquiera consideran la posibilidad de pasar a ser argentinos. Finalmente, los intentos actuales de transformar la recuperación de las Malvinas en una causa regional también presentan aspectos favorables cuyo alcance se comprobará con el tiempo.
Lo que resulta impropio, es el rechazo y la descalificación de la “guerra de Malvinas” con que algunos sectores de la sociedad y el gobierno argentino pretenden diferenciar sus reclamos actuales con la acción desarrollada por el gobierno militar de entonces. Por una parte esto constituye un error político porque la continuidad jurídica de los estados hace responsable ante cualquier reclamo o violación del derecho, a la Argentina como nación, antes que a los circunstanciales gobernantes que tomaron una decisión.
Por otra parte, es anímicamente desolador hablar de héroes y muertos por la patria y agregarles que lo fueron en una guerra absurda, irreflexiva e innecesaria. Lo peor además es que no es cierto. La operación anfibia “Rosario” con que se concretó la recuperación incruenta de las Malvinas (excepto por la muerte de un héroe argentino) fue precisa, impecable y profesionalmente brillante porque respondía a un estudiado planeamiento que siempre estuvo listo para el momento en que se requiriera su ejecución. Los militares profesionales y los ciudadanos alistados tuvieron en el transcurso de la guerra los medios y la preparación esperable para una nación con escasos antecedentes bélicos en lo que iba del siglo, pero combatieron con vigor y convicción. En los casos en que los medios permitían el empeña miento en condiciones apropiadas, como sucedió en las batallas aéreas y aeronavales, los desempeños fueron extraordinarios, lo que fue reconocido internacionalmente.
Finalmente a los que argumentan que no debería haberse iniciado una acción militar en condiciones desfavorables les cabe como respuesta que si solo se pelearan las guerras en que de antemano hay superioridad, seguramente aun seguiríamos siendo colonia, española o británica, ya que contra ambas potencias peleamos en condiciones desfavorables. Que no habríamos enfrentado a la flota anglo francesa en la batalla tan justamente ponderada de la Vuelta de Obligado y que posiblemente el mundo se hubiera entregado ante el poder del nazismo. La historia muestra que las naciones pelean en defensa de sus intereses ideales y materiales, simplemente, cuando corresponde hacerlo.
Los que participamos de la “guerra de Malvinas” estamos orgullosos de haber combatido por ideales tales como la defensa de la patria y la soberanía nacional. Decir que los muertos lo fueron en vano, es un sacrilegio y una falsedad. Cada uno de los compatriotas que quedaron sepultados en Malvinas o en el fondo del Atlántico Sur es un héroe nacional que valoriza con su vida la causa por la que luchó y es un orgullo para sus familiares y para todos los argentinos que lloramos sus muertes pero que nos dignificamos con su ejemplo. Su sacrificio nos recuerda el valor de la espiritualidad por sobre el materialismo cotidiano y nos compromete con la recuperación de Malvinas y con el amor a la patria. Los que tuvimos la suerte de sobrevivir y ser llamados con honor “veteranos de guerra”, tanto los militares profesionales como los soldados bajo bandera, deberían ser tratados con respeto y admiración porque son los que cuando la patria llamó supieron cumplir con su deber. Es importante tenerlo presente a los 30 años de una gesta gloriosa, que nadie tiene derecho a empañar.



 

Noticias relacionadas

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Close