COLUMNA DE OPINION

El “Hada del Sexo” y hacer el amor

Por Claudio Valerio

Qué lindo es recibir la visita de El ‘ Hada del Sexo’… Pero, ¿bajo qué circunstancias?

¿Sabías que el sexo es más efectivo que el  que el Alprazolam, o mismo del Diazepam? Y, además, se trata de un tranquilizante más seguro.

No es lo mismo hacer el amor y tener sexo. El componente emocional de hacer el amor es más profundo que una simple experiencia sexual; es la búsqueda de conexión a través de la intimidad. En realidad casi todo el mundo tiene claro; y, si bien una línea que separa una de otra que puede traer confusión,  ambas comparten la premisas de buscar la conexión con otra persona y que resultan ser íntimas e incluso placenteras.

Tanto hacer el amor como tener sexo tienen motivaciones diferentes. Para el primero no hay prisas; las personas se toman todo el tiempo en acariciarse, en explorar el cuerpo de la otra, en besarlo, en sentir la energía que irradia. En el caso de tratarse de un encuentro exclusivamente sexual, el objetivo principal del mismo es llegar al orgasmo; desde luego que no tiene porqué ser el único.

Al amor, como el sexo que lo involucra, hay que disfrutarlo y tratarlo como lo que es, un regalo sagrado en la pareja. Para el primero, Dios lo hizo no por nuestras buenas acciones, sino que como un generoso y desinteresado regalo de su amor. Para el segundo, desde el punto de vista conyugal, el sexo es por Él aprobado como única expresión sexual… Es un hecho que los pensamientos sobre sexo pueden entrar en nuestra mente y, por cierto, lo que hagamos con ellos dependerá de nosotros; si, es nuestra la decisión de rechazarlos, o no.

En el momento de hacer el amor somos más vulnerables porque nos entregamos absolutamente a la otra persona. Y, además de ser vulnerables, buscamos no sólo nuestro placer, pretendemos el de la pareja. Pues claro; después de hacer el amor, la pareja busca de decirse palabras bonitas, de cariño; Ambos están más sensibles. En la relación basada sólo en sexo, tanto el respeto como la confianza son de importancia para una honesta y abierta comunicación acerca de los sentimientos y evitar así la vulnerabilidad emocional.

Al hacer el amor se mantiene una conexión especial y, a través de ella, sin pudor, nos mostramos cómo somos realmente, como es nuestra personalidad, sin artificios, sin teatralizaciones; somos naturales. Cuando tenemos sexo solamente, la forma de expresarnos, y hasta hábitos, pueden cambiar a los fines de lograr llegar al orgasmo; en el sexo, los juegos de rol de cada uno son y están presentes de manera frecuente. Está más que claro que cuando hacemos el amor, nuestra personalidad se mantiene; sin embargo, cuando se tiene sexo, es más fácil convertirse en otra persona; hasta la comunicación cambia. Cuando hacemos el amor no se puede evitar el expresar nuestros sentimientos hacia la otra persona; mientras que, si solo se mantiene sexo con alguien, las palabras son más «calientes», como resultado de no tener todavía confianza… Válido es que mientras se hace el amor se digan cosas y palabras de ese tipo, pero la manera y el contexto es diferente.

El amor es el antídoto al sufrimiento; y esta es una de las tantas razones por la que existen diferencias entre hacer el amor y tener sexo…

Finalmente, cuando de hace el amor, se presta mucha atención a cada murmullo, a cada palabra, a cada caricia. Nuestra atención es alta y no para dársela a cualquiera. Sin embargo, cuando lo único que se busca es alcanzar al orgasmo, sólo tener sexo, los pensamientos se dirigen a cosas irrelevantes, a cosas que no tienen importancias en ese momento…  La disposición y presencia para cada caso es distinta.

 

Desde la ciudad de Campana (Buenos Aires), recibe un saludo, y mi deseo de que la vida te sonría y permita que prosperes en todo, derramando sobre ti, Salud, Paz, Amor, y mucha prosperidad.

Claudio Valerio

© Valerius

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