A casi 620 Km de la zona de Escobar, en La Pampa, se descubre en 1688, yacimientos naturales de sal. Hoy son 7 horas de viaje en auto. Imaginemos el trayecto a sangre, es decir, caballos y bueyes en aquel tiempo. El lugar se lo conoce como Salinas Grandes y fue punto más que importante para que cueros y carne, se preserven.
El poderoso PINAZO, “militar” según la definición de aquellos años, se consolidó como cabo y luego Sargento Mayor. Fue el mismo, quien en 1760 incursionó sobre Salinas Grandes, en busca del preciado elemento. Pero también fue hacendado, pulpero, en los campos del Pilar. Y no fue la primera incursión a los yacimientos, sino que fueron varias.
Al morir, cuando los hombres “cerramos” nuestro proyecto de Ser, se relevan sus bienes y la historia se encuentra con: se dedicaba a la agricultura, ganadería, a la inversión de propiedades urbanas, y almacenaba otros productos y se encargaba del transporte de las mismas u otras. Sus tierras eran de una extensión aproximada de 33.000 hectáreas, más un Talar, 1500 ovejas, 16 bueyes, 20 caballos, 400 cabezas de ganado. 11 carretas, 11 mulatos y negros esclavos.
Este “poderoso” nos lleva a un dato más que importante: el número de carretas que salían de la Cañada de Escobar en busca de la sal. Superábamos a Luján, en varios kilos. Esto nos lleva a la conclusión de la ingente actividad económica, división del trabajo, mano de obra –esclava y legal- que nos constituían en un pueblo.
Como vemos, antes de la geopolítica británica del ferrocarril a Campana, que falseó y ocultó nuestro pasado, existía toda una sociedad y una cultura.
