Claudio Valerio es ingeniero electromecánico y electrónico. Columnista, escritor, historiador e investigador.
Conocido por sus reflexiones para el alma, Valerio ya publicó varios libros.
Este cuento empieza con un monje que decidió alejarse de su monasterio para meditar solo.
El monje tomó los remos de su bote y remó hasta el centro del lago, se detuvo ahí y cerrando plácidamente los ojos, se puso a meditar. En completo silencio, había transcurrido un buen tiempo de encontrarse meditando cuando sintió el repentino golpe de un bote chocando contra el suyo. Aún con los ojos cerrados sintió como su ira comenzaba a despertar. De nuevo sintió otro golpe y su ira creció. En ese momento se encontraba listo para decirle al barquero que había osado a perturbar su meditación. Sin embargo, al abrir los ojos, se sorprendió al ver que se trataba de un bote vacío golpeando el suyo. Probablemente ese bote se había desatado y flotaba hacia el centro del lago. En ese momento, el monje comprendió que la ira estaba dentro de él y que tan solo necesitaba un pequeño golpe de un objeto externo para que saliera. Aprendió la lección y cada vez que encontraba a alguien que le causaba irritación, se recordaba a sí mismo, que la ira se encontraba dentro de él y la otra persona solo era el bote vacío.
¿Qué opinas al respecto? ¿Crees que en ocasiones reaccionas como el monje y culpas a otros de tu ira?
Desde la ciudad de Campana, Buenos Aires, envío un abrazo y mi deseo que prospere en todo lo que emprendas y sobre ti haya derramamiento de Salud, Paz, Amor y mucha prosperidad.