Carta de Pierre Clostermann a los pilotos de combate argentinos que participaron en el conflicto de 1982
Material cedido por el Brigadier (RE) Dn Gabriel Fernando RODINO
«A vosotros, jóvenes argentinos compañeros pilotos de combate quisiera expresaros mi admiración. »
«Vuestro valor ha deslumbrado no sólo al pueblo argentino, sino que somos muchos los que en el mundo estamos orgullosos que seáis nuestros hermanos pilotos. »
Cuando la República Argentina inició con el operativo “Rosario” la recuperación del archipiélago de las Islas Malvinas, tras más de un siglo de usurpación inglesa, los pilotos de la Fuerza Aérea, la Aviación Naval y los del Ejército Argentino, se desplegaron en misiones de vuelo de todo tipo, sin tener experiencia de guerra y contando con material de vuelo relativamente antiguo, como proporcional y cuantitativamente, escaso, en relación con el enemigo británico.
Sin embargo, la actuación de todos ellos resultó magnífica y tras numerosas acciones exitosas, se convirtieron en el arma más temida por los ingleses. Debían volar desde territorio continental argentino, en increíbles vuelos rasantes que dejaban estelas sobre la superficie del mar, en un intento por no ser detectados por los radares ingleses. Esto demandaba un gran consumo de combustible para la ida y el eventual retorno, quedando tan sólo unos pocos minutos para detectar blancos, asestar golpes mortales y emprender un nuevo y muy riesgoso vuelo, que muchas veces terminaba con la detección y la pérdida del piloto y la máquina.
Estas técnicas y tácticas desplegadas por nuestros pilotos resultaron admirables para todo el “mundo aéreo”, particularmente, entre aquellos, que en el pasado o contemporáneamente, habían combatido o se encontraban combatiendo en otros teatros de operaciones. Entre ellos, Pierre Clostermann, quedó impactado por el valor y audacia demostrada por nuestros cazadores, transporteros y helicopteristas, entre otros que se “jugaron” combatiendo a lo criollo. Así, resolvió viajar a Buenos Aires, ya terminado el conflicto para conocer a quienes, habiendo sobrevivido, podían relatar sus peripecias y poder felicitar personalmente a nuestros héroes del aire.
Primero, anunció su intención, enviando a las autoridades militares del momento, la nota que sigue:
«A vosotros, jóvenes argentinos compañeros pilotos de combate quisiera expresaros toda mi admiración. A la electrónica más perfeccionada, a los misiles antiaéreos, a los objetivos más peligrosos que existen, es decir los buques, hiciste frente con éxito.
A pesar de las condiciones atmosféricas más terribles que puedan encontrarse en el planeta, con una reserva de apenas pocos minutos de combustible en los tanques de nafta, al límite extremo de vuestros aparatos, habéis partido en medio de la tempestad en vuestros “Mirage”, vuestros “Etendard”, vuestros “A-4?, vuestros “Pucará” con escarapelas azules y blancas.
A pesar de los dispositivos de defensa antiaérea y de los SAM de buques de guerra poderosos, alertados con mucha anticipación por los “AWACS” y los satélites norteamericanos, habéis arremetido sin vacilar.
Nunca en la historia de las guerras desde 1914, tuvieron aviadores que afrontar una conjunción tan terrorífica de obstáculos mortales, ni aun los de la RAF sobre Londres en 1940 o los de la Luftwaffe en 1945.
Vuestro valor ha deslumbrado no sólo al pueblo argentino, sino que somos muchos los que en el mundo estamos orgullosos que seáis nuestros hermanos pilotos.
A los padres y a las madres, a los hermanos y a las hermanas, a las esposas y a los hijos de los pilotos argentinos que fueron a la muerte con el coraje más fantástico y asombroso, les digo que ellos honran a la Argentina y al mundo latino.
¡Ay! la verdad vale únicamente por la sangre derramada y el mundo cree solamente en las causas cuyos testigos se hacen matar por ella».