COLUMNA DE OPINION

¿Eres digno?

 Por Claudio Valerio

… “A pesar de estar sin empleo, la dignidad del corazón no se pierde”. «Vamos a envejecer; pero hagámoslo con dignidad.” Frases hechas y muy escuchadas en estos tiempos.

La dignidad humana es el valor inherente a todo ser humano y que, por la misma, a la persona que la posee, merece respeto y estima.  Ya sea por su condición social, género, raza y origen, cada persona merece ser tratada con respeto, independientemente de sus cualidades o características de su comportamiento.

Otra forme en que el ser humano manifiesta su dignidad es a partir de la manera en nosotros mismos nos valoramos y cómo es nuestro trato hacia los demás…
Qué bueno es detenernos un instante y pensar en ésas personas que asisten y brindan ayuda al prójimo, al que necesita de abrigo, de alimento; y qué decir los misioneros que, para servir a Dios, todo lo dejan. Admirables ambos casos y, en especial, este último. ¡Qué diferente sería nuestra sociedad si muchos deseasen tener el don de hacer estas obras! «Cuánto lo deseo.

Todos nosotros tenemos una tarea para hacer en el transcurrir de nuestra vida; cada uno de nosotros tiene una habilidad o don por desarrollar. Algunos contribuyen económicamente, otros hacen obras benéficas, y están también aquellos que oran y predican la Palabra de Dios… para el bien común, para el bien de la sociedad, todos son importantes, todos trabajan de igual manera para la salvación y mejora de la humanidad.
Dediquemos una hora, mejor aún dos, de nuestro día y hagámoslo todos los días, en orar por ellos; porque ¿qué sería de los que se han perdidos en la indiferencia y/o lujuria si no estuviesen los misioneros? ¿Y qué sería de los que misionan si no hubiese quien que orara por ellos y, además,  que no contribuyeran con recursos económicos para que realicen su trabajo en el campo?

Todos somos miembros del mismo equipo; todos seremos bendecidos cuando, desinteresadamente, nos ubiquemos exactamente en el lugar donde Dios quiere que estemos… Iluminamos el mundo haciendo buenas obras y hagamos cosas que sirvan para transformar. Nuestra participación, por más pequeña que creamos que sea, es tan importante como la de los grandes misioneros.

 

 Desde la ciudad de Campana (Buenos Aires), recibe un saludo, y mi deseo de que la vida te sonría y permita que prosperes en todo, derramando sobre ti, Salud, Paz, Amor, y mucha prosperidad.

Claudio Valerio- © Valerius



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