En el transcurrir de la película “Love Story” (de 197º), hay una afirmación que dice, “Amar significa no tener que decir nunca lo siento”. Para algunos, esta frase se interpreta como que cuando el amor es profundo y verdadero, no se requiere proferir disculpas constantemente; a pesar de ello, están aquellos que sostienen que en toda relación es necesario que, los que la conforman, puedan disculparse cada vez que sea necesario, ya que prácticamente es imposible no cometer errores y, si ocurren, responsabilizarse de ellos.
Ser una buena persona implica que, independientemente de lo que creamos o no creamos, seamos capaces de respetar y escuchar al otro, de involucrarnos en cultivar autenticidad y que estas se ponga de manifiesto en el quehacer diario. Ser buena persona va más allá de la superficialidad en el actuar… Que no se torne triste nuestra vida; y si nos podemos llamar «buenas personas», siempre desearemos lo mejor para los demás y actuaremos en consecuencia; porque en cada despertar nos encontremos ante una persona que merece la pena compartir buenos momentos.
¿Hemos demostremos que nos regocijamos de felicidad por lo recibido de la vida? Con nuestras actividades habituales, ¿impartimos lo maravilloso que resulta decir que estamos vivos y que nuestro corazón no esté petrificado? Que nuestras acciones cotidianas evidencien que nuestra vida espiritual no esté petrificada.
¿Qué hacemos para con los demás? ¿Cuál ha sido nuestro propósito espiritual durante nuestra caminata por la vida? ¿Cuántas fueron las muestras de amor al prójimo realizadas en nuestro día a día? ¿En que hemos empeñado los talentos que hemos recibimos?… Muchas son las preguntas y ellas tienen una respuesta única, y es que nuestra vida no está apagada y hacemos que la misma valga la pena ser vivida con amor.
Desde la ciudad de Campana (Buenos Aires), te envío un Abrazo, y mi deseo que Dios te bendiga, te sonría y permita que prosperes en todo, derramando sobre ti, muchas bendiciones de Paz, Amor, y Prosperidad.
Claudio Valerio- © Valerius
