
Cuando son muchos los nervios que se acumulan y no tan así tu resistencia, no te amargues, no desistas, no te destruyas y date una tregua; date una licencia y, aunque te cueste seguir en pie, vuelve a la lucha diaria, vuelve luchar, pero vuelve creciendo; sin flaquezas en el ánimo vuelve a cosechar y hazlo sin desfallecimiento en el corazón, ni sombras en el espíritu.
La fatiga, el cansancio son una niebla que ciega, las presiones diarias son estirar y tensionar al punto que explota y hace que nos enojemos aún con pequeños impactos; los contratiempos diarios nos enfadan, la falta de tiempo nos acelera y el agobio es un polvo que nos asfixia un desasosiego al punto de producirnos un desagradable de malestar, mezcla de ansiedad con nerviosismo e inquietud. Y cuando flaquee nuestra voluntad de batallar y el alma de esperar, es momento de tomarnos un descanso y esperar… Hay que detenerse un momento para respirar, no para desistir sino para reponernos.
No nos quedemos quietos; y, mirando para atrás el horizonte, empecemos a configurarnos y a planear después de este aplazamiento. A no claudicar, debemos reponer fuerzas; porque recordemos que también las hojas cabecean ante la somnolencia y letargo del sol, donde el paisaje se desvanece. Y si en nosotros está la voluntad para servir y alcance en la inteligencia, de nosotros brotará la recuperación y con ella la gratitud en el alma y la capacidad para el amor. Y veremos florecer de nuevo la vida, nuevamente agigantarse nuestra figura; porque más allá de las fronteras que vivimos ahora, pongamos las ambiciones en la tierra y pongamos alas sobre nuestra cabeza, dejándoles espacio para remontar; y mirando el cielo, fijemos como meta alguna estrella encendida. Porque de alguna de estas corrientes fluirán nuevamente las ganas y el deseo de hacer. Dentro nuestro está el manantial y en nuestro cuerpo el impulso… Son muchas las bellezas que tiene la vida y tenemos ganas de vivirla; hay que nivelarse y con nuestros sueños en los pies y un largo recorrido por delante, tendremos muchos motivos para afirmar que el derrumbamiento es derrota; por lo que no hay que caer; y si lo hacemos, rápidamente levantarnos.
Desde la ciudad (Buenos Aires), recibe un abrazo, y mi deseo que Dios te permita prosperar en todo, y derrame sobre ti Salud, Paz, Amor, y mucha Prosperidad.
Claudio Valerio-
®. Valerius