Al inicio y transcurrir de cada día, pensemos que es lo primero que podemos hacer que podamos sentirnos orgullosos al día siguiente, para aprovecharlo como nuestra última oportunidad; para vivirlo con sorpresa.
Cada día hagamos algo que nos permita sonreír hoy, y de lo que podremos reírnos mañana.
Renovemos nuestra fe de manera tal que no quede amargura alguna en nuestro corazón y, con gratitud, elevemos nuestros brazos al cielo por un nuevo día por vivir y el don inapreciable de disfrutar de la naturaleza porque siempre hay una razón en cada detalle de la naturaleza, sea éste pequeño o grande, que nos permitirá sentirnos más felices.
Disfrutemos del sol que nos permite romper la oscuridad, calentar la tierra y la transformación de las semillas. De la lluvia existe para alimentar la vida, acabar con la sed del suelo y renovar todo lo que existe sobre la tierra.
Disfrutemos de la luna que, además de iluminar la tierra, nos revela el camino de las estrellas, bañando el cielo con su resplandor.
Disfrutemos que nos sean reveladas esas cosas feas, para así acentuar las bonitas; para valorizar las certezas y aprender de las erradas.
Pongamos en valor la amistad para unir y acercar a las personas; a la alegría que nos permite sofocar la tristeza; a la fortaleza para protegernos de la debilidad… Al perdón para redimir el error.
Las pequeñas cosas sirven para abrir espacio a las grandes; la inteligencia es el medio para sobreponernos de la ignorancia y, con la paz, podremos extirpar la guerra, siendo el amor el instrumento para ablandar el odio y unir a la humanidad toda.
¡Sembremos semillas para que nos den frutos que podamos vivir y regocijarnos mañana!
Desde la ciudad de Campana (Buenos Aires), recibe un cálido Abrazo, y mi deseo que Dios te bendiga y te prosperes en todo, y que derrame sobre ti, mucha Salud, Paz, Amor, y Prosperidad.
Claudio Valerio
®. Valerius