COLUMNA DE OPINION

Fortín Malvinas

Por VGM Enrique Oscar Aguilar

 

 «MALVINAS Y AMALIA FORTABAT: Una Dama solidaria

 

Se trata de un capítulo de la historia de Malvinas poco conocido. A mediados del mes de abril de 1982, Amalia Lacroze de Fortabat y Carlos Pedro Blaquier, entre otros empresarios argentinos, pusieron sus aviones particulares “a disposición” de la Fuerza Aérea Argentina. Al mismo tiempo, las tripulaciones civiles de estas aeronaves fueron citadas al Edificio Cóndor donde las invitaron a participar de una operación militar sin precedentes. Así, nació el Escuadrón Fénix.

Una de las naves que integraron el Escuadrón Fénix fue el Lear jet bureau 35-371 de Amalia Lacroze de Fortabat. El avión fue construido en los Estados Unidos y adquirido por Loma Negra en 1981.

“Fue un jet ejecutivo muy conocido por su matrícula, pues las iniciales finales LV-ALF hacían referencia a su propietaria Amalia Lacroze de Fortabat. Tan solo un año después de su uso Fortabat lo puso a disposición de la Fuerza Aérea Argentina. La tripulación del LV-ALF se componía de tres pilotos, Edgardo Acosta, Juan Redonda, Teodoro Delorme y el mecánico de a bordo Florencio Cano. Dicha tripulación integró el grupo de aviones guías a cazas de combate que eran llevados hacia las Islas Malvinas ante la falta de equipos de navegación. Otras de las misiones que realizó fueron las comúnmente llamada ‘empaste’ o ‘blanqueo de radar enemigo’”, explica Meunier y añade que, finalizado el conflicto, el Lear jet de Loma Negra, como el resto de las aeronaves privadas, fue devuelto a su propietaria y se reincorporó a su trabajo habitual en la compañía Loma Negra hasta que en 1991 fue vendido al Banco Inter finanzas.

Amalia Fortabat, no sólo dio su Lear Jet para la guerra, sino que se hizo cargo de ayudar a muchos veteranos. Además, dio becas, subsidios, atención médica y viviendas a combatientes de la Guerra de Malvinas. También organizó junto con los allí internados, salidas recreativas a los soldados a cines, teatros, hasta en una oportunidad fueron a su residencia particular a una cena muchos de los combatientes internados.

Sin lugar a duda que fue de los pocos argentinos que luego del conflicto dieron todo de sí ante la negligencia y desatención del estado nacional y siguieron apoyando otorgando puestos de trabajo, contactos para conseguirlos y demás, hasta el fin de sus días, rindiendo homenaje permanente al honor de los combatientes. Por este motivo el pasado 1° de abril durante la vigilia «Malvinas: San Andrés de Giles te canta» los propios veteranos de guerra quisieron dejar una placa para recordar la generosidad y solidaridad de esta argentina que los ayudó. Quedará por siempre plasmado el mensaje y su nombre en este sitio donde se recuerda a los héroes y a quienes contribuyeron a la gesta del pueblo argentino.

 

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