Ley de etiquetado frontal: La importancia de saber qué es lo que vamos a comer

Si bien la nueva ley tiene aspectos que podrían mejorarse, era sumamente necesario algún tipo de regulación al respecto.

Con 70% de los mayores de 18 años con sobrepeso y obesidad y cifras de obesidad infantil cada vez más elevadas, en octubre del año pasado y tras casi 8 horas de debate, la Cámara de Diputados de Argentina sancionó por 200 votos afirmativos, 22 negativos y 16 abstenciones un proyecto de ley promovido por el oficialismo sobre etiquetado frontal que advierte de los excesos de grasas saturadas, sodio y azúcar en los alimentos y bebidas.

La entonces diputada Laura Russo del frente de Todos expuso en su discurso, de manera impecable la necesidad de un cambio respecto a la alimentación de la sociedad.

Las cifras hablan por sí solas: las denominadas enfermedades no transmisibles (ENT), entre las que se incluyen, entre otras, la diabetes, la hipertensión arterial, el sobrepeso y la obesidad son las responsables de siete de cada diez muertes a nivel global, con una mayor concentración en los países de ingresos medios y bajos.

La Ley entonces y ahora levanta polémica, porque la industria nunca quiere etiquetado  pero, lo cierto es que tuvieron la oportunidad de presentar una alternativa y no lo hicieron. En tanto, los etiquetados más aprobados en el mundo son los que informan cantidad de nutrientes cada 100 gramos.

Cabe destacar que, la ley que entra en vigencia y que tan bien fue defendida y argumentada oportunamente por la ex diputada Russo, regula un problema urgente desde el punto de vista sanitario que es el consumo de ultra procesados vinculado a la obesidad y a otras enfermedades no transmisibles.