Invitado VGM Erik Moran
Esta entrevista fue realizada a distancia, por causa de la cuarentena del COVID.
Nacido en la localidad de Seguí, provincia de Entre Ríos. Comienza contándonos que tuvo una hermosa infancia y creció en una familia muy unida de seis hermanos, de los cuales tres fueron a Malvinas (El hermano de veinticinco años estaba a bordo del Buque de la Marina Mercante “Rio Carcarañá” Afectado a la recuperación de nuestras Islas Malvinas. Y su hermano de dieciocho años al Destructor de la Armada Argentina A.R.A. Bouchard). Nuestro Héroe con 23 años fue destinado y sobreviviente del Crucero A.R.A. General Belgrano. Su hermano más chico y él, pertenecían al Cuadro de Suboficiales de la Armada Argentina y el otro hermano (El del medio) era Civil de la Marina Mercante.
En 1976 ingreso a la ESMA (Escuela de Suboficiales de Mecánica de la Armada) y completó sus estudios del curso de formación de la especialidad Armas, estuvo en el Destructor A.R.A. Bouchard donde participo en el conflicto con Chile a finales del año mil novecientos setenta y ocho; Y de ahí fue destinado al Crucero A.R.A. General Belgrano.
Malvinas:
15 días antes de que se sepa del conflicto, comenzaron a recargar municiones, stock de Santa Barbara (Completar los depósitos de municiones). No sabían que ocurría, pero si veían que el barco estaba alistándose. Se enteran momentos antes de zarpar que iban a hacer un bloqueo en la zona Sur de Malvinas, como tenía experiencia hace varios años en la marina, ya sabía que los británicos iban a venir.
Después del 2 de abril se dedicaban a hacer la pequeña patrulla. Comenzaron a ampliar adiestramiento en artillería, ejercicios de abandono del buque, etc.
Se zarpo a Ushuaia y en él mientras tanto realizaban tiros contra la isla para ver el funcionamiento de las municiones en los cañones.
Su puesto de combate era la Torre 2, Erik nos expresa que en ese momento esperaba lo que Dios mande. Sentía la tensión, comían y dormían con el chaleco Salvavidas, fue un golpe psicológico.
El día del impacto de los torpedos, que fueron la causa del hundimiento, debía llevar a unos soldados al comedor, para la merienda, pero se quedaron hablando un rato antes de bajar, y el cree que esos 5 minutos les salvó la vida a ellos. En ese momento, tenía puesto lo que es equipo de abandono. Vio justo cuando se voló la proa y sin orden de nadie, comenzaron a abrir los tambuchos de proa (accesos al buque) para que puedan abandonar la embarcación. Nos comenta que hubo muchos gritos, tiraron las balsas y luego de ayudar a algunos heridos a abandonar el buque.
Vio como la cadena y un ancla de la embarcación se le caían a unos treinta integrantes de otra balsa. Ellos, en su balsa, llevaban tres quemados de los cuales uno falleció, ya que tenían pocos medicamentos porque solo había para emergencias. Eran treinta tres tripulantes y todo lo que quedaba era sobrevivir. Se asignaron los puestos de trabajo e iban rotando ya sea para achicar el agua que ingresaba dentro de la balsa, para golpearse la espalda y frotarse los pies entre ellos para mantener el calor corporal. A pesar de que era consciente de lo que sucedía a su alrededor no sintió miedo.
Luego de unos días vieron unos aviones de rescate y fueron rescatados por el Aviso de la Armada A.R.A. Gurruchaga, en donde les proporcionaron raciones de comida, pudieron dormir y les brindaron ropa, etc.
Fueron directo al continente, algunos a Campo Sarmiento (Centro de incorporación e instrucción de conscriptos) y los mandaron a sus casas. Ya con la mente fría, después de lo vivido, ahí sí, sintió miedo.
En ese momento ya era padre de una nena de dos años y medio y durante el impacto del torpedo que causo el hundimiento, solo pensó en sobrevivir por ella.
En la actualidad sigue en contacto con un soldado conscripto que vive en la localidad de Punta Alta, con el que salto a la balsa, y se desmayó en el momento del hundimiento, se siguen viendo, se formó una hermandad. Con sus compañeros de la división, se comunica, los ve ya que la experiencia de sobrevivir a un naufragio los une aún más.
Algo que lo marco para toda la vida fue ver a un Suboficial Mayor Aeronáutico todo quemado, que les dijo: ¡Sálvense ustedes muchachos, a mí ya no!, A nuestro Héroe le dolió escucharlo, lo abrazo para levantarlo y se le quedo pegado toda la ropa ya que estaba en carne viva. No se le borra de su memoria y aun le afecta. Luego de esas palabras lo vio morir ahí en el puente comando.
Postguerra:
Luego de Malvinas, Moran siguió la carrera militar, ayudaba a sus compañeros a buscar trabajo, a los que se iban de baja, ya que era muy difícil conseguirlo y era doloroso ver como se los trataba de “loquitos de la guerra”.
Actualidad:
Nuestro Veterano es uno de los creadores del “Taller de Oficios” Dependiente de la Municipalidad de Escobar, ubicado en la localidad de Matheu, este está integrado por un grupo Veteranos de Guerra del partido de Escobar que son electricistas, soldadores, tapiceros que reparan sillas, bancos de escuela, fabrican camillas para baños de discapacitados, con la colaboración del Intendente del partido y la comunidad en general. Están muy orgullosos de lo que vienen realizando.
Con respecto al regreso, nos cuenta que volvió en varias oportunidades al lugar del hundimiento para rendir homenaje a sus compañeros.
A Malvinas le gustaría ir porque es parte de la historia y de su pasado, pero sin pasaporte.
Para cerrar nos deja el siguiente mensaje; “No entreguen el espíritu argentino. Seamos libres y principalmente respeten nuestra Bandera, nuestro Himno y nuestra Patria. Malvinas nos unió y hoy por hoy nos está dividiendo bastante por las diferencias ideológicas e intereses personales, pero el espíritu tiene que ser celeste y blanco».
Realizado por: Vanesa Cardozo– Ciclo de Charlas realizadas por la agrupación Herencia Malvinas Escobar, integrada por hijos de Veteranos de Malvinas de nuestro distrito.