Interés General

Cómo seguir aprendiendo y formándose hasta los 100 años

Cuando pensamos en educación, generalmente la asociamos con la educación formal de niños, adolescentes y jóvenes. Si bien ellos son los principales actores de la educación, hoy por hoy los adultos también son pensados dentro de estos grupos

Sabido es que, en la actualidad, la educación ya no se limita a la escuela o la universidad, ya que la formación es flexible, personalizada y accesible a lo largo de toda la vida. La tecnología y las necesidades cambiantes del mercado laboral así lo han impulsado.

El acceso masivo a programas de formación de alta calidad  es facilitado por plataformas digitales, mientras que universidades e instituciones técnicas comienzan a ofrecer rutas de aprendizaje personalizadas, basadas en resultados medibles y orientados a la empleabilidad.

Por ello se considera que el cambio en la educación es drástico gracias a las tecnologías de la información y la comunicación, junto con las demandas de un mundo laboral en constante evolución. De tal manera que se ha transformado el acceso que tienen las personas al conocimiento y a desarrollar sus competencias.

En las últimas décadas, la oferta de formación continua se ha diversificado de forma significativa. A los tradicionales programas presenciales se han sumado cursos en línea, itinerarios híbridos, micro formaciones y certificaciones específicas diseñadas para responder a las necesidades del mercado laboral actual.

 

Sin embargo, las instituciones educativas y los responsables políticos debieran continuar ejerciendo la responsabilidad de establecer marcos éticos y pedagógicos que garanticen la calidad, la equidad y la transparencia en el uso de estas tecnologías.

Cabe destacar que hoy en día la formación ya no es un evento puntual, sino un proceso continuo, accesible y cada vez más personalizado. El concepto de “aprendizaje a lo largo de la vida” se consolida como un derecho y una necesidad, integrando no solo la educación formal, sino también experiencias no formales e informales que contribuyen al desarrollo personal, social y profesional. Hoy en día, el mismo trabajo exige que las personas sean innovadoras en su forma de hacer las cosas, y al mismo tiempo, las demandas del mundo, hacen que los empleos deban volcarse a nuevas vertientes.

Según datos recientes, el 76 % de los adultos en el mundo considera que la educación debe adaptarse a lo largo de toda la vida, y más del 60 % ya participó en algún tipo de formación posterior a la educación obligatoria. Esta tendencia se aceleró especialmente en sectores como las tecnologías de la información, la ciberseguridad o la inteligencia artificial, donde la actualización constante de conocimientos es imprescindible.

En el ámbito educativo una de las transformaciones más relevantes es la expansión de las certificaciones breves, que permiten acreditar competencias específicas, adquiridas tanto en entornos formales como informales, de forma rápida, flexible y con reconocimiento internacional.

Instituciones de prestigio como Harvard, el MIT o la UNED ya integran programas de micro credenciales en su oferta educativa. En muchos casos, no se exige contar con una titulación previa, lo que democratiza el acceso al aprendizaje especializado.

Para los estudiantes y profesionales, las microcredenciales representan la posibilidad de diseñar su propio itinerario formativo, alineado con sus objetivos y las demandas del mercado.

La inteligencia artificial generativa (IAG) está emergiendo como un motor de cambio en la educación continua. Herramientas como ChatGPT de OpenAI, Gemini de Google o Claude de Anthropic son capaces de generar contenido textual, visual, de programación y análisis de datos a partir de simples instrucciones humanas, abriendo nuevas posibilidades para la enseñanza y el aprendizaje.

Sin embargo, el uso de la inteligencia artificial en el ámbito educativo también plantea retos. Entre ellos, destacan la necesidad de desarrollar el pensamiento crítico, evitar la dependencia tecnológica y garantizar un acceso equitativo a estas herramientas, de manera que no se amplíe la brecha digital existente.

Del mismo modo, las plataformas que ofrecen microcredenciales están incorporando sistemas de recomendación basados en IA, capaces de sugerir rutas de aprendizaje, contenidos y certificaciones en función de los intereses y el perfil de cada usuario. Esto facilita una formación más precisa, eficiente y centrada en el individuo.

No obstante, este nuevo panorama no está exento de riesgos. La mercantilización de la educación, el uso opaco de algoritmos y la exclusión de sectores vulnerables son desafíos que deben abordarse con urgencia.

Por todo esto, es fundamental promover una cultura de aprendizaje permanente que no se limite al desarrollo de competencias técnicas, sino que también incluya habilidades socioemocionales, ciudadanas y de pensamiento crítico.

*Fuente Valeria González- Infobae



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