Efemérides
Día del Veterano y los Caídos en la Guerra de Malvinas
El desembarco del 2 de abril de 1982 fue una acción que hacía tiempo que se planeaba y que se puso en marcha el mes anterior.
Se la llamó “Operación Azul” y en plena navegación hacia las islas se la cambió por “Operación Rosario”, en homenaje a la Virgen. El objetivo era recuperar Malvinas, izar el pabellón nacional, dejar una unidad de combate y negociar con Gran Bretaña. El contraalmirante Carlos Büsser fue designado el máximo responsable de esta operación militar.
El 19 de marzo atracó en las Islas Georgias el Bahía Buen Suceso con 41 operarios para realizar tareas de desguace de instalaciones, quienes izaron una pequeña bandera argentina. Se produjo entonces un entredicho con cuatro hombres del British Antartic Survey, que exigieron que se la arriase, que volviesen a cargar el material desembarcado y se trasladaran a la capital de las Georgias, Grytviken, para solicitar el permiso de desembarco. La bandera fue arriada.
El gobernador de las islas Rex Hunt informó a Londres del incidente y agregó que se habían efectuado disparos. Acusó a la Armada Argentina de usar el desguace como cortina para encubrir su presencia en la isla. El embajador británico en Buenos Aires solicitó al gobierno argentino retirar a la gente desembarcada y al buque de guerra, porque de lo contrario se tomarían las medidas del caso. Argentina respondió que el Bahía Buen Suceso no era de guerra sino de transporte y que zarparía de Leith el día 21, al completar su descarga, y que además, no había militar alguno allí.
El Bahía Buen Suceso emprendía el regreso como estaba previsto y quedaban los trabajadores que continuabansus tareas, cuando aquel mismo día 21 zarpó de Malvinas el buque HMS Endurance, con 22 marines a bordo. Simultaneamente, la prensa británica calificaba las acciones como una “invasión argentina a las Georgias”.
Londres ordenó expulsar a los obreros de la isla con el uso del Endurance y advirtió que enviaría nuevos buques de guerra al Atlántico Sur. Argentina despachó al Bahía Paraíso con el propósito de proteger a los civiles.
El 23 se consultó a la Marina, que venía trabajando en el proyecto desde el año anterior, sobre la fecha más cercana para llevar adelante la recuperación del archipiélago.
El 24 el embajador Anthony Williams señaló a las autoridades argentinas que los trabajadores debían dirigirse a Grytviken para que le sellasen sus pasaportes. El canciller argentino Nicanor Costa Méndez contestó que no hacía falta, puesto que poseían sus respectivas “tarjetas blancas” y que los obreros no serían retirados.
El 25 el general Osvaldo Jorge García, comandante del Teatro de Operaciones Malvinas, fijó el 1 de abril como el “Día D”. Al día siguiente, zarpó de Leith el Bahía Paraíso, dejando a 14 soldados argentinos armados solo con fusiles, para proteger a los obreros.
En la noche del 1, comandos anfibios –que venían en la Fragata Santísima Trinidad– desembarcan al sur de Puerto Argentino, mientras que una decena de buzos tácticos, llevados por el submarino Santa Fe, se dirigieron al Faro San Felipe, al este de la capital de las islas. Desconectaron una alarma eléctrica conectada al cuartel inglés.
El viernes 2 de abril un grupo de comandos anfibios, al mando del Capitán de Corbeta Guillermo Sánchez Sabarots, se dirigió a Moody Brook, asiento de los infantes ingleses. Encontraron las barracas desiertas, ya que los británicos estaban apostados para defender la ciudad. Otro grupo, al mando del Capitán de Corbeta Pedro Giachino se encargó de ir a la casa del gobernador a exigirle la rendición.
A las 5:30 Reyes y sus hombres estuvieron listos. Así se lo hicieron saber a Seineldín, quien los arengó. Era momento de embarcar. Dentro de los vehículos anfibios había silencio de radio; las compuertas laterales y superiores estaban cerradas y los soldados estaban pendientes de la orden de “primera ola al agua”.
Entre las 6:05 y las 6:10 partieron los anfibios y pusieron proa a “Playa Rojo W”, punto donde desembarcarían. Pisaron Malvinas a las 6:20 y se dirigieron al aeropuerto, donde se encontraron con una treintena de máquinas y camiones que obstaculizaban la pista. Otros fueron al faro, que ya estaba apagado.
A las 6:30 Giachino, con la orden de no producir bajas en el enemigo, rodeó la casa del gobernador, quien se negaba a rendirse. El marino fue abatido por una ráfaga de ametralladora cuando decidió ingresar solo a la vivienda. Su segundo, el Teniente de Fragata Diego García Quiroga también fue herido cuando lo estaba auxiliando, así como el Cabo Primero Enfermero Ernesto Urbina, que había ido al rescate de ambos.
El gobernador, rodeado, intentó una negociación con Büsser. “Los intimo a que abandonen las islas”, expresó Hunt. “Desembarcamos en 1833. Ríndanse”, contestó el Contraalmirante.
La rendición se efectivizó a las 9:30 horas. Las primeras fotografías de los soldados ingleses con los brazos en alto dieron la vuelta al mundo.
Mientras tanto, aterrizaba el Hércules que transportaba al resto del Regimiento 25. Y al aeropuerto llegaban efectivos transportados en helicópteros desde el Irízar.
El comandante del teatro de Operaciones, general de División Osvaldo García, se hizo cargo de las islas. Cerca del mediodía se realizó una formación en el patio de la casa para materializar oficialmente la recuperación de las islas. Durante los preparativos se cortó la driza del mástil, y el subteniente Reyes se trepó a la punta para engancharla.
“Buenos días, argentinos”, saludó a las 7:30 el presidente de facto Leopoldo Galtieri a su gabinete. Estaba presente el flamante gobernador, el general Mario Benjamín Menéndez. Minutos antes de las 10 de la mañana se había dado el primer comunicado: “Las Fuerzas Armadas, en una acción conjunta, con el fin de recuperar para el patrimonio nacional los territorios de las islas Malvinas, Georgias y Sandwich del Sur, se hallan empeñadas en combate para alcanzar el objetivo señalado”.
La gente se dio cita en la Plaza de Mayo y pasadas las 2 y media de la tarde, Galtieri se asomó al balcón. “Aceptaremos el diálogo después de esta acción de fuerza, pero con el convencimiento de que la dignidad y el orgullo nacional han de ser mantenidos a toda costa y a cualquier precio”. Luego, salió a la plaza y se mezcló con la gente.
Rápidamente Puerto Stanley cambió por Puerto Rivero, en honor al Gaucho Rivero, y a partir del 16 de abril se bautizó oficialmente a la capital como Puerto Argentino. Había comenzado una recuperación que duraría 74 días.