Hay un dicho que versa: “Hay verdades que resultan muy poco creíbles y, para evitar problemas futuros, se puede recurrir a alguna mentirita”.
Aquello que no se puede negar racionalmente, es la verdad… Coloquialmente, verdad es la “conformidad entre lo que una persona manifiesta y lo que ha experimentado, piensa o siente”. Otra forma de definirla sería la “correspondencia perfecta de la expresión o del pensamiento, con la cosa representada. El término procede del latín verĭtas y está asociado con la conformidad de lo que se dice con lo que se piensa o siente.
Un testimonio de la honestidad de una persona podría ser la “Verdad Verdadera”. Este tipo de afirmación, más que una redundancia, podemos teorizarla como la aseveración de un enunciado que, simplemente es verdadero; o sea que es «verdad».
La verdad mentirosa, o la mentira verdadera, corresponde a esa actitud cínica de aquel individuo que miente y que sabe que está mintiendo; hay una negativa en sus palabras y una negación para sí.
Los niños son seres inocentes e ingenuos y se caracterizan por ser espontáneos en sus dichos. Los niños dicen la verdad, siendo esta una actitud que surge y se forma en el hogar, a partir del amor.
Los niños siempre son llamados a decir la verdad, por ser sencillos y sinceros al referirse a la realidad; y, a través de ellos que seamos más sinceros y que nos comprometamos con la verdad; a que nos quitemos las máscaras y nos reconozcamos como somos… Ellos, con su falta de inhibiciones sociales, con sus ingenuas y sinceras salidas, provocan el deleite y alegría de todos los que están en su derredor; ellos, sin dudas, son la alegría del hogar. Ellos, sobre todo, nos llevan a tener una mirada fresca y limpia de las personas, de la naturaleza y de las cosas.
Por ejemplo, y como la verdad abarca a la sinceridad, la honestidad y la buena fe, también es una confirmación y afirmación de los hechos, o la realidad, se expone el siguiente diálogo entre un niño al confesor:
– Padre, soy culpable de haber matado un mosquito.
– Pero, hijo. Eso no es ningún pecado.
– Es que lo he matado con un martillo.
– Sigue sin ser ningún pecado.
– Es que estaba en la cabeza de mi hermano…
Tomar la decisión de hablar con la verdad en la mano, de vivir con sinceridad, es una manera de construir relaciones duraderas y fuertes; y, aunque a veces nos cueste, también a empatizar; ser veraz es no valernos de una mentira para librarnos de una responsabilidad, o bien por salir de una dificultad. Ser sincero, auténtico o verídico es no valernos de mentiras para que los demás piensen cosas buenas de nosotros; es, no tratar de justificarnos cuando nos hemos equivocado y reconocerlo con honestidad.
Aurelio Agustín de Hipona, también conocido como San Agustín, fue uno de los más grandes genios de la humanidad, además de Padre de la Iglesia Latina, considerado el «Doctor de la Gracia», tenía este concepto acerca de la verdad: «Los que no quieren ser vencidos por la verdad son vencidos por el error”
Desde la ciudad de Campana (Buenos Aires), recibe un Abrazo, y mi deseo que Dios te bendiga, te sonría y permita que prosperes en todo, y que derrame sobre ti Salud, Paz, Amor, y mucha Prosperidad.
Claudio Valerio
. Valerius