El profeta Habacuc fue un escritor hebreo que, probablemente, vivó entre los siglos VII y VI a.C. Es conocido como uno de los profetas menores (el octavo de los 12 profetas del Antiguo Testamento) y, de lo que se conoce de él, es relativamente poco, salvo lo que encontramos en el libro del Antiguo Testamento que lleva su nombre… Así, en esta oportunidad, se destaca la siguiente cita: «Aunque la higuera no florezca, ni en las vides haya frutos; aunque falte el producto del olivo, y los labrados no den mantenimiento, que las ovejas sean quitadas de la majada, y no haya vacas en los corrales. Con todo, yo me alegraré en el Señor, Y me gozaré en el Dios de mi salvación»
Muchas son las veces que nos invade el pesimismo, la tristeza o la sensación de que todo va mal, sea en el mundo, en la familia, en el trabajo, en la vida misma… Tenemos la sensación de que somos frágiles y, con el fin de aprovecharse de esa fragilidad el maligno, que está siempre atento, procurará hacernos sentir que de nada vale el esfuerzo por hacer las cosas mejor, y que funcionen… No nos dejemos vencer, porque no es así.
Cada niño que nace, es una prueba más que Dios renueva su confianza en nosotros y nos otorga una nueva oportunidad de encaminar nuestros pasos hacia Él corrigiendo errores, superando dificultades, venciendo fragilidades propias de nuestra humana condición. En cada nuevo amanecer, el pesimista considerará que la copa está medio vacía; para un optimista, el vaso está medio lleno y, para un ingeniero, el vidrio tiene el doble del tamaño requerido»… El hecho es que somos lo que queramos ser; y esto, en la medida correcta, para que nuestros contemporáneos sean beneficiados por nuestra revelación.
Algunos se alegran de que el destino, la vida y mismo Dios, les haya dado mucho más de lo que se merecen; otros se lamentan porque piensan que no tienen todo que les gustaría tener. Pero lo importante es estar agradecidos por todo lo que tenemos y somos porque sea por mucho o bien por poco, de la misma manera todos contemplan las grandes maravillas que se hacen.
Más allá de todo lo malo y negativo, Dios quiere mostrarnos que, en el mundo, todavía hay muchas familias bien constituidas, muchas personas buenas, mucha gente que ama y ayuda al prójimo, muchas buenas noticias que superan a las malas, muchos motivos para renovar la fe, la esperanza y crecer en el amor; porque son muchas cristianos que rezan y muchas incrédulas que se convierten.
Demos gracias a Dios porque, a cada momento, se nos permite experimentar Su presencia llena de amor misericordioso en nuestras vidas. Él renueva todos los días su alianza con nosotros, y nos dice “Yo hago nuevas todas las cosas” (Ap 21,5).
Dios es una bendición a la que siempre debemos agradecer; porque un poco con Dios es más que mucho sin Él.
Desde la ciudad de Campana, Buenos Aires, envío un abrazo y mi deseo que Dios te Bendiga y prospere en todo lo que emprendas; y derrame sobre ti Salud, Paz, Amor y mucha Prosperidad.
Claudio Valerio
® Valerius