Angustiada por las dificultades que enfrentaba, en un día lluvioso, una mujer espiaba por la ventana las pequeñas gotas que caían del tejado. Ella ardientemente ansiaba que gotas de dicha y fortuna viniesen a alterar su suerte…
Mientras algunas personas ansían de la providencia, como las gotas que caen del cielo para transformar sus vidas, hay otras que no se quedan quietas para operar grandes cosas; ellas incrementan sus gotas de fe y esperanza para transformar todas circunstancias que son adversas. Porque, mejor que quejarse por la falta de suerte, es ofrecer sus pequeñas gotas para que todos sean tocados por la dicha…
Hay individuos que critican a los amigos por no hacer nada por ellos, pero se olvidan de que nada hacen también… No esperemos por las gotas que el sujeto puede ofrecer para transformar el mundo, hagamos nosotros la transformación. Porque si nosotros estamos dispuestos a dar lo poco que tenemos, nos vendrá multiplicado.
¡De gota en gota los envases se llenarán! ¡Sin gotas, los envases permanecerán vacíos, nada ocurrirá!
Que sean nuestras pequeñas gotas de amor las causales de que más rostros muestren sus sonrisas, más lugares sean alumbrados y más vidas sean renovadas.
Que sean nuestras pequeñas gotas de perseverancia las que hagan que muchos se levanten de su desánimo y vuelvan a vivir una vida abundante y feliz.
Desde la ciudad de Campana (Buenos Aires), recibe un Abrazo, y mi deseo que Dios te bendiga, te sonría y permita que prosperes en todo, y derrame sobre ti, Salud, Paz, Amor, y mucha Prosperidad.
Claudio Valerio
® Valerius