LAMI DOZO DICE QUE LA CULPA FUE DE LA ARMADA
Primera Parte
A 28 años de la ocupación de Malvinas, el brigadier Basilio Lami Dozo, miembro de la Junta que detentaba el poder en 1982, acusa a la Marina de haber dejado solos al Ejército y a la Fuerza Aérea y revela que al asumir junto al general Leopoldo Galtieri y el almirante Jorge Isaac Anaya, tres meses antes, desconocía la existencia de los planes para recuperar las islas.
—Cuando se hace cargo del gobierno, ¿sabía del plan para recuperar las Malvinas?
—No, en ese momento mi problema era que Galtieri quería quedarse más tiempo de comandante en jefe del Ejército; entonces le dije al brigadier (Rubens) Graffigna que si él no dejaba el cargo yo no asumía. No iba a aceptar que estuviera más de tres años como comandante en jefe y presidente. O uno o lo otro. Malvinas vino enseguida.
— ¿Cómo se enteró del plan?
—Galtieri me sacó el tema el 5 de enero (de 1982), después de una reunión para designar gobernadores, cuando recién se había hecho cargo de la Presidencia. Me dijo: “Hay que tratar el tema Malvinas porque la reunión de Nueva York no va”. Habíamos quedado en no hacer nada que dificultara esa negociación. Le respondí que lo tratáramos en la próxima reunión de la Junta. En el siguiente encuentro, sacó el tema enseguida.
— ¿Qué le dijo?
—Le sugerí que teníamos que nombrar a un brigadier, a un general y a un almirante para que analizaran, junto con sus respectivos asesores de Estado Mayor, la utilización del poder militar para recuperar las Malvinas, los pros y los contras, y que nos entregaran un boceto. Se designó al general (Osvaldo) García, al vicealmirante (Juan José) Lombardo y al brigadier (Sigfrido) Plessl.
— ¿Qué les presentaron?
—Nos entregaron el primer boceto del plan de acción el 9 de marzo.
— ¿Cuáles fueron las contras que presentaron?
—Ninguna.
— ¿Nunca intuyeron que la Fuerza Aérea no estaba preparada para una guerra aeromarítima?
—Si lo pensaron, en ningún momento lo escribieron. Lamentablemente, fue así.
— ¿Qué planteos le hizo a Galtieri para mostrarle su oposición al desembarco?
—Le decía: “Leo, un choque bélico no, vamos a tener muchos problemas”. Pero Galtieri tenía la idea de que sin enfrentamiento no resolvía el tema Malvinas.
— ¿Cómo hacían para controlarlo?
—Galtieri era un hombre con el cual se podía conversar, darle sus razones, y él las entendía. El problema era que Anaya tenía mucha influencia sobre él, porque habían sido compañeros del Liceo Militar, desde los doce años. Si íbamos a hacer una votación, era más lógico que Galtieri y Anaya votaran de la misma forma y yo en contra.
—Con la experiencia que tenía de la cuasi guerra con Chile en 1978, ¿por qué aceptó llevar adelante la recuperación de Malvinas?
—Ojalá supiera la respuesta. Traté por todos los medios de evitarla, pero hubo un momento en el que me tuve que decidir. No me pregunte por qué.
— ¿Por qué ante una guerra no pudieron ponerse de acuerdo entre las tres fuerzas?
—Somos argentinos y no sabemos trabajar en conjunto. Individualmente, somos excepcionales, pero nos hacen trabajar en grupo y no nos ponemos de acuerdo.
— ¿Por eso pelearon tres guerras separadas?
—Claro que sí. En Malvinas, la Armada no iba a estar mucho tiempo operando en el mar. Eso yo lo sabía porque en la cuasi guerra con Chile se demoró la iniciación de las operaciones porque ellos, a último momento, pusieron una necesidad de evitar que los submarinos chilenos actuaran en la zona de combate, porque no tenían espacio marítimo para moverse con comodidad.
— ¿Cuál de las tres fuerzas estaba mejor preparada para la guerra?
—Ninguna. Lo único que tenía la Marina eran los Exocet, y eran muy pocos. El Ejército nunca estuvo preparado para Malvinas, y la Fuerza Aérea tampoco.
—Entonces, ¿por qué planear un choque bélico con Inglaterra cuando iba a ser como una pelea entre David y Goliat?
—Porque casi llegamos a un acuerdo diplomático antes del enfrentamiento con la propuesta de (el presidente del Perú, Fernando Belaunde Terry. Pero ese día hundieron el Belgrano.
—Eso fue decisivo para las negociaciones
—Sí, las tiró abajo. Habíamos decidido en una reunión de la Junta, que duró hasta medianoche, aprobar el borrador del convenio, con dos pequeñas modificaciones. Volví al Comando (de la Fuerza Aérea) y le dije al brigadier (José) Miret: “Quedate tranquilo, mañana te vas a Lima con un general y un almirante a firmar la aceptación de un proyecto de acuerdo en nombre de la Junta”. A las dos y media de la mañana, me llamó Galtieri y me dijo que teníamos problemas, me contó el tema del Belgrano y que eso había causado un gran efecto en la Armada.
— ¿Qué opinó Anaya?
—Hay que reconocer que, a pesar del hundimiento del Belgrano, dijo con lágrimas en los ojos en la reunión de Junta: “Sé que voy a tener problemas con mi decisión, pero hay que llegar al acuerdo”. Volvió al edificio Libertad y el almirantazgo le dijo que no.
—Después de eso, ¿la Armada hizo retornar toda la flota al continente?
—La Armada no estuvo ni 24 horas en la zona de combate.
— ¿Cómo recibió eso?
— A Anaya, lo puteé de arriba abajo, fue el enfrentamiento más grande que tuve con él.
— ¿Por qué tomó esa medida?
—Porque, según él, se habían descalibrado todos los instrumentos electrónicos.
— ¿Tardaron toda la guerra en arreglarlos?
—No les interesaba porque les tenían miedo a los submarinos atómicos. Le dije: “Siempre supieron que estaban los submarinos nucleares ahí, qué me venís ahora con ese problema”.
— ¿Potenciaron una guerra a la que después le tuvieron miedo?
Continúa…