COLUMNA DE OPINION

Fortín Malvinas

Por VGM Enrique Oscar AGUILAR

 

Nota realizada por la Agrupación “HERENCIA MALVINAS ESCOBAR” (Integrada por Hijos de Veteranos de Guerra)

Ciclo de Charlas

Invitado Nº12 VGM Ángel Francisco Fernández

Nacido en Curuzú Cuatiá (Corrientes). Tuvo una infancia dura, comenzó a trabajar desde los 8 años para poder ayudar a su familia, trabajaba de mañana y durante la tarde asistía a la Escuela. Algunos de sus trabajos fueron cuidar niños, empleado en un hotel, empleado en una zapatería, etc.

Ángel nos cuenta que esperaba con ansias el sorteo del servicio militar, fue así que luego de una revisación medica fue declarado apto para el servicio y en agosto de 1981 vino a la ciudad de La Plata, al CIFIM (Centro e incorporación de Infantería de Marina) donde paso 2 meses haciendo instrucciones, entrenaban constantemente y ellos creían que se venía una guerra con Chile.

Su destino fue Rio Grande (Tierra del Fuego) en el BIM5 (Batallón de Infantería de marina N°5),

Malvinas:

Durante una formación en la «Plaza de armas», se dio la información de que las Islas Malvinas habían sido recuperadas y ellos debían defenderlas por si el enemigo llegaba a ir; Sentían alegría de recuperarlas; Circulaba una revista “Gente” con fotos del pueblo Argentino festejando en el obelisco por lo que se sentían orgullosos de ser parte de la historia Argentina, también vieron ilustraciones de barcos Ingleses practicando tiros.

En ese momento sabiendo que llegarían a Malvinas, entre sus compañeros se prometieron unidad, lealtad, que se protegerían, cuidándose entre todos. Fue así que le toco «La compañía de tiradores MAR» y su función era la de tirador.

Zarparon hacia Malvinas el 4 de Abril y llegaron de noche, dormían en el piso donde había lana de oveja que utilizaban para aplacar el frio.

«Amarillo 3» era la denominación de su sección, eran 44 compañeros. Debian defender y proteger el «Monte Sapper Hill» en su trinchera.

Quemaban turbas para calentarse, nos cuenta Ángel que sufrieron mucho el frio, pero que el cuerpo iba acostumbrándose; Llevaban de comida «la caja de ración » que contenía: 1 lata de carne con albóndigas con salsa, 2 paquetes de 4 galletitas express, chocolate con leche, pastillas de alcohol para calentar, 1 chocolate águila, 4 caramelos, mermelada y un abrelatas.

Pudo en los primeros días enviar cartas a su familia que no sabían donde se encontraba. Le escribía a su madre y le mentía, le decía que la estaba pasando bien, que jugaba a la pelota, etc. para que no se preocupara.

Su hermana monja pudo comunicarse con el Batallón de Rio Grande y ahí le informaron que Ángel estaba en Malvinas.

Pero un día cambio todo. Escucharon por una radio Uruguaya que habían hundido al Crucero Gral. Belgrano y ahí, comenzaron los ataques de aviones y ataques de cañoneo naval, desde ese momento tomaron consciencia de lo que estaban viviendo, ya no se dormía. Habían encontrado una mira nocturna y con eso se manejaba durante la noche.

Hubo enfrentamientos y muchos disparos, lograron dejar fuera de combate a varios enemigos. Durante todas las noches tuvieron bombardeos constantes , se cortaron los cables de comunicación. Su jefe, un Guardiamarina fue a buscar información pero no había nadie; A los 5 minutos se escucharon helicópteros , tomaron posiciones y comenzaron a disparar, logrando derribar uno y otro fue averiado. El enemigo aterrizó y comenzaron ataques con lanza cohetes (Ellos sin saber de la rendición Argentina). Con mucha tristeza Fernández nos expresa que esa noche perdió a su compañero Hugo Cavigioli (Años después pudo conocer a los padres y hermanos de uno de ellos); a los 14 días a Eleodoro Monzón y Roberto Leyes, y días posteriores a Sergio Robledo.

No pudiendo hacer más, debieron retroceder y llegaron a la ciudad. El recuerda haber visto discusiones entre oficiales por no ser informados de la rendición.

Los encerraron en un galpón durante todo un día, y al siguiente caminaron hacia el aeropuerto donde iban tirando sus armas, pensando en la perdida de sus compañeros con mucho dolor. Recuerda que mientras caminaban vio galpones desbordados de víveres donados por el pueblo Argentino.

Abordaron un barco pesquero que los llevaría hasta el buque Argentino A.R.A.»Almirante Irizar”, que estaba repleto de gente ya que este funcionaba como buque hospital hospital, ahí pudo bañarse, comer, y les daban un papel para poner sus datos y así avisarles por medio de telegrama a sus familiares que estaban vivos. Les dieron ropa nueva y revisión médica y fue directo de guardia al Estrecho de Magallanes hasta que le dieran de baja.

Ya en Buenos Aires, estuvo una semana viviendo con monjas junto a su hermana, ya que el tren para Corrientes pasaba una vez a la semana y debía esperar para volver a su casa donde la familia lo esperaba.

Estuvo un mes en su pueblo, donde no fue bien recibido.

Hoy en día disfruta de su familia, sus nietos e hijos. Se jubilo trabajando en la municipalidad de Escobar como subdirector del Área de Veteranos de Guerra.

En la actualidad se sigue juntando con sus compañeros del Monte Sapper Hill.

Ángel nos cuenta que volvió a Malvinas, que fue muy duro revivir cosas que ya se había olvidado, pero que fue el mejor homenaje que podía hacerle a sus camaradas y así sentir un poco de alivio.

Para finalizar nuestro Héroe nos pide que no nos olvidemos de rendir homenaje  permanente a los caídos, porque él tuvo la suerte de volver.

 

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