En un programa de espectáculos, a un importante hombre de negocios, muy rico, por cierto, le preguntaron acerca del significado de la Navidad; a lo que respondió: “No me gusta la Navidad”. “Y no me gusta porque es una época en la que prácticamente todos los comercios están con mucha gente comprando regalos y, con ello, tratando de darles a sus hijos todo lo que soñaron recibir durante todo el año”. Y, con la misma tristeza, concluyó. «En mi caso no sueño con nada, no necesito nada, no espero nada y, en el caso de mis hijos, no esperan ningún regalo el día de Navidad, porque ellos ya tienen todo lo que pueden tener».
Para muchos, la celebración de la Navidad trae consigo otras también notorias, como lo son la cena de Nochevieja, la comida de Navidad y la cena de Nochebuena. Y, si bien para cada familia y cultura, éstas pueden tener sus costumbres y tradiciones que le resultan propias y características. Pero, para todos los casos, la Navidad es la alegría de celebrar el nacimiento bendición de Jesús para nosotros, y la bendición que ello simboliza. Es esta una nueva oportunidad que tenemos, tanto ricos como pobres, de dar un regalo a alguien y, para aquellos que viven en mansiones, refugio, casilla, albergue o barracón, en la mesa tendrán carne, jamón o simplemente una cena sencilla, como las de todos los otros días del año. Pero todos, sí todos, podremos darle a Jesús ese regalo que tanto anhela recibir: nuestro corazón.
La celebración de Navidad no se trata de intercambiar regalos, ni de tener árboles decorados con luces centelleantes, ni una excusa para tener una bella mesa con familiares y amigos. La Navidad es tener la certeza de que el Hijo de Dios se hizo hombre y vino a este mundo para perdonar nuestros pecados, para conducirnos por los caminos de la vida eterna; es, en definitiva, tener la seguridad de que el Hijo de Dios vino a este mundo para perdonarnos los pecados, y conducirnos por los caminos de la vida eterna; ¡es Jesús presente en nuestros corazones! Sin lugar a dudas que el hombre de nuestra historia podría ser mucho más feliz si hubiese entendido que la Navidad no es nada de eso.
.
La Navidad no es una fiesta para ricos o pobres, no es una mesa llena de tragos que, en vez de alegrar la noche, generalmente la hacen más infeliz, no es lo que tenemos o lo que podemos hacer, sino lo que Dios ha hecho. por nosotros, por puro amor, que no depende del dinero ni de ninguna otra cosa material de este mundo.
¡Celebremos la Navidad! ¡celebremos en nacimiento de Jesús! Y que sea ésta la mejor de todas las Navidades de nuestra vida.
¡Feliz Navidad para todos!
Desde la ciudad de Campana (Buenos Aires) recibe mi abrazo, y mi deseo que Dios te bendiga, te sonría y permita que prosperes en todo, y derrame sobre ti, mucha Prosperidad, Amor, y Paz.
Claudio Valerio
®. Valerius.