Los que nos arrojamos dentro del mar de la vida espiritual es como vivir a cada instante en activa observación de nosotros mismos, de nuestros pensamientos, de nuestra manera de reaccionar ante las situaciones, de nuestros sentimientos, de nuestras emociones, de nuestras virtudes y defectos con el objetivo de conocernos cada vez mejor y llegar a re-conocer nuestra esencia.
Para lo cual, por supuesto debemos identificar, a través de esta auto-observación, cuando actuamos desde el Ego y cuando lo hacemos desde el Amor y descubrir dentro de nosotros mismos el origen, la causa de estas actuaciones, sobre todo las que provienen del Ego para trabajar en su eliminación, ya que sólo así podremos vibrar en Amor y dejarlo fluir, en nosotros y hacia nuestro entorno. Esto por supuesto no se puede lograr con dosis de meditación privada, sino en constante interrelación con nuestros semejantes ( no digo que no se medite) hay que hacerlo además de… ya que el conocernos mejor, tendremos menos inquietudes, lo cual nos permitirá silenciar la mente y sentir paz en el corazón… esto es lo que me inspira esta reflexión, esta historia.
Así es que debemos zambullirnos en nuestro interior sin vestiduras, y mantenernos alerta a todo lo que allí ocurre… Sólo así podremos conocernos a nosotros mismos, por supuesto esto requiere tiempo y dedicación, pero bien vale la pena si recordamos la frase “Hombre conócete a ti mismo y conocerás a los Dioses y al Universo.
Desde la ciudad bonaerense de Campana, recibe un abrazo y mí deseo que la vida te sonría y permita que prosperes en todo lo que emprendas, y derrame sobre ti, salud, paz, amor y prosperidad.
Columnista, escritor, historiador e investigador.
